martes, 14 de febrero de 2012

Si Duarte fuera Valentín... ay, febrero


Mientras los corazones bailaban y Santo Domingo era una fiesta en la que todos destilábamos algo de cursilería y algunos enloquecían comprando hasta lo que no podían, yo no podía dejar de pensar en cuánto signfifica el 14 de febrero para mucha gente.

Amén de que el "amor" ha de ser cosa de más de un día y suena tonto rendirle pleitesía de una forma tan mercurial, hay muchas reflexiones que podemos sacar a partir de San Valentín y esa locura colectiva que se instaló en nuestra ciudad hasta entrada la madrugada del 15 de febrero.

Mientras todos, salvando a muy pocos, se felicitaban y arrancaban sonrisas con motivo de un amor y una amistad que ojalá sean ciertos, las pasiones se desbordaban y el absurdo se colaba por allí por donde podía caber.

Entonces recordé a Duarte. Ay, sí la gente enloqueciera con él como lo hace con San Valentín o el Carnaval, para hablar de febrero y lo que nos trae; ¡qué diferente fuera nuestro país! Hasta yo, que tenía la intención de escribirle por allá por su cumple, le he fallado... la vida y sus consecuencias.

De Juan Pablo Duarte podemos decir mil cosas. Quizás hasta llover sobre mojado. Pero este no ha sido su año. En enero se le mancilló a un punto tal que vimos cómo murió el día de su natalicio, el 26 de enero, por un error en un anuncio publicado por el Senado de la República. Imagino las tantas explicaciones que los maestros y padres tuvieron que darles ese día a los niños.

No conforme con ello, para sorpresa de todos, ese mismo día la Comisión de Efemérides Patrias llenó las calles de San Francisco de Macorís con unas banderas con los colores patrios que, por la posición, más bien parecían banderas de Francia o, aunque en posición inversa, de Luxenburgo.

Es muy probable que nadie haya pensado en que el rojo, el blanco y el azul protagonizan otras banderas y que, depende de cómo se coloquen los colores, podrían loar también a Yugolsavia, Holanda o Croacia. Este detalle, aunque irrelevante para muchos, también puede confundir a los pequeños. Por tanto, ¿por qué no ponen la bandera dominicana y se evitan disgustos?

Esta entrada, como verán, tenía días en el tintero (se publica el 21). Pero el lunes es 27 de febrero. Por ello, aún es oportuna... esperamos no encontrar más sorpresas. En cambio, nos gustaría ver que la gente enloquezca con la Independencia o, al menos, la recuerde.

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