viernes, 30 de diciembre de 2011

Una elegía por ese año que ahora se marcha


Ellas quedaron en el rincón del jamás. Deshechas, se desvanecieron en el tiempo y murieron de hastío y soledad. Fueron promesas, intenciones, deseos que nunca se materializaron porque faltó voluntad.

Desde esa sociedad más justa que no deja de ser deseo y necesidad hasta esa inversión social que cada año se promete... nada es lo que debió ser. Pero el 2011 languidece a pesar de ello y, quizás hipócritas o soñadores, lo despediremos con la ilusión de que el año que viene sí tendremos todo lo que nos merecemos.

Pasar balance al 2011 duele. Aumentaron los feminicidios y el irrespeto por la vida cobró un sentido tan macondiano que se llegó a matar por un parqueo, una computadora o un regaño; las leyes volvieron a incumplirse (vale evocar la inversión en la educación) y la estabilidad económica siguió siendo ese juego de aritmética en el que, aunque el conjunto esté lleno, los elementos que lo integran no alcanzan la plenitud y ven sus bolsillos vacíos.

Quizás sea mejor hablar de ese año que estrenaremos el domingo. Pero lo haremos concentrándonos en la magia y del sueño. Porque, ¿podemos confiar en que un año electoral, en el que algunos de los actores andan con sus máscaras puestas, pueda ser bueno?

Tal vez, vistiéndonos color esperanza, podamos creer que ahora los políticos rendirán culto a la honestidad y la decencia y nos evitarán más decepciones. Que no tendremos mayores sorpresas y que la delincuencia y la crisis serán cosa de un pasado del que ya no nos acordaremos. A nivel personal podría ser más fácil. Por eso elevaré mi copa y desearé que cada sueño sea una verdad.

jueves, 29 de diciembre de 2011

La vida, ¿vale algo?


Los cuerpos inertes yacen en nuestra memoria. Sus rostros desencajados, con el rictus de la muerte dibujado en ellos, nos golpean como si quisieran advertirnos. Hablan, con propiedad, de todo lo que hemos dejado atrás.

Son casos muy diversos. Pero todos evitables, incomprensibles y absurdos. Alguien que muere durante una discusión por un parqueo; otro que mata a su hermano por una computadora o un hijo que acaba con su padre por RD$500. Cada caso, que tiñó de sangre el 2011, nos presenta la cara más triste de una sociedad en la que la vida parece no valer nada.

Vale con decir que 2,345 personas han muerto de forma violenta en el 2011 para hacer un llamado a la reflexión. Y es que, si no nos cuestionamos y reparamos en qué nos pasa, terminaremos siendo un país en el que todos tengamos un sello de caducidad al dorso. Aquel que, tristemente, no estará marcado por una fecha sino por las barras de la tolerancia ajena.

Si hablamos de la violencia intrafamiliar será aún peor. Las denuncias se multiplican y las cifras son desgarradoras: 229 mujeres han sido asesinadas este año por sus parejas o ex parejas, mientras que entre los años 2005-2010 murieron mil 153.

No sé si algún día veremos una República Dominicana en la que las armas no reinen y la violencia no sea algo a lo que se le rinda pleitesía. Urge que la paz sea una forma de vida y que se nos deje de violentar hasta en el tránsito.

Puede que sean los problemas los que nos mantengan en un estado de irritación tal que seamos incapaces de mantener la coherencia. Cuando se tiene que luchar tanto, y sobra la impotencia, es lógico que se acumulen dosis de rabia insospechadas. Pese a ello, la razón debe primar.

Hoy, a poco tiempo de que el 2011 deje de existir, sólo pido respeto por la vida. No sigamos cantando aquellas notas de Pablo Milanés en la que nos dice que "La vida no vale nada/cuando otros se están matando/y yo sigo aquí cantando/cual si no pasara nada". Rindamos culto a la vida. Preservemos lo único que, se supone, no pueden robarnos.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Demos cajas de oportunidades y algo de dignidad


Sus rostros hablan del ayer. Cada arruga, cada cana, sabe a tiempo y a despedida. Silentes, sus esperanzas duermen junto a su memoria, aunque ya olvidaron qué era lo que en realidad buscaban.

A pesar de los mil sinsabores que han vivido aún buscan una razón para sonreír. Por ello vemos cómo, caja en mano, se sienten felices cuando les entregan una limosna que se traduce en todo aquello que no han podido conseguir.

Son dueños de la nada. Por eso van al llamado del clientelismo con la mayor felicidad del mundo. Toman lo que les dan, y lo agradecen en el alma, sin pensar que lo que les “regalan” es justo lo que siempre debieran tener: comida.

Sumado a lo triste que es ver cómo se juega con la miseria y se politizan estos repartos (las cajas tienen fotos del Presidente), resulta patético presenciar cómo la gente sale lastimada de ese circo.

Varias personas han resultado con heridas serias en La Vega y en Santo Domingo. En Barahona fue en menor medida. Todo por el caos que se adueña de esos espacios cuando el mandatario se marcha. Al ver esto, uno se pregunta: si de verdad la intención es ayudar a los pobres, ¿por qué no poner puestos de distribución y hacerlo ordenadamente? ¿Por qué no lo maneja el Gabinete Social? Para algo se creó el Sistema Único de Beneficiarios (SIUBEN), que tiene una base de datos de todos los pobres.

Sé que muchos ven con buenos ojos las entregas porque implica dar algo al que nada tiene. Pero, ¿no sería mejor dar oportunidades? ¿Qué de crear empleos para que todos puedan comprar lo que necesitan? Dar eso es regalar dignidad.

martes, 20 de diciembre de 2011

La oda de las conspiraciones


Hace días la dejé tirada en un rincón. Su presencia me molestaba, me pesaba como un fardo que lacera el cuerpo y destroza la piel. Me hacía sentir viva. También vulnerable, pequeña, demasiado cercana a la parte humana.

Convencida de que me estaba afectando, le dije adiós. Al menos hasta mayo del 2012. Total, ¿qué falta puede hacer algo que te debilita y te muestra tal como eres? A estas alturas, visto lo evidente, ninguna.

Fue así, con el alma abandonada ya no sé en qué lugar, que comencé a conspirar. De repente me aburrí, me cansé de todo lo que me circundaba. Y decidí hacer lo necesario con tal de lograr mi objetivo.

Cavilé y preparé cada cosa con cuidado. Me anticipé a cada actividad, hice un ejercicio de telepatía y aprendí a descubrir lo que el "amigo" y el "enemigo" dirían. De esta manera, sin lugar a dudas, podría ser siempre certera: cada error de los de ellos sería magnificado mientras que los de los nuestros pasarían desapercibidos.

Confieso que llegar a ese punto fue bastante difícil. Tuve que escudarme en Harry Potter, con todo y Reliquias de la Muerte, para que me diera los secretos que aprendió en Hogwarts. Convencerlo, lo admito, me costó bastante. Sin embargo, como al final mi poder de persuasión es tremendo, resultó ser pan comido.

Con todas las armas a mi favor, comencé a orquestar mi plan. Y está dando resultado. Nunca pensé que me iría tan bien. Todos han caído bajo mi embrujo. Gracias a mí, y esa magia que me hace tan fuerte, se han obnubilado a un punto tal que andan embarcados en una batalla campal.

Aunque el que ellos peleen no era lo que quería (aprendiz de mago siempre se equivoca), al final ha sido lo mejor: eso ha expuesto sus miserias, de uno y otro bando, lo que hace más fácil que podamos reconocer cuáles son los buenos y cuáles los malos. Es, en pocas palabras, la fórmula perfecta para descubrir quién será nuestro villano favorito.

Hasta el momento siempre había sido el gobierno. No por color ni por idiología sino por mero olvido (en el que nos tienen). ¿Cómo no tildar de villano a quien no ofrece a todos los ciudadanos las condiciones mínimas para vivir con dignidad?

Sé que es pecado capital que lo diga. Se ve mal. Porque soy periodista. Nunca debo admitir que puedo parcializarme. Mucho menos que creo en las conspiraciones. Pero hoy quiero decirlo. He conspirado. Conspiré contra la falta de inversión en la educación, contra los hospitales sin equipos, las calles destruidas, los campos abandonados, la miseria, la falta de oportunidades, la mentira, la injusticia social... sí, me he parcializado. Nunca, sin embargo, con matices ni tintes políticos.

Hoy me acusan de muchas cosas. No es la primera vez. Por eso les cuento todo esto. Al final sé que dirán lo que mejor les parezca. Entonces, ¿por qué no le ponemos nombre a todo esto? Yo le llamaré la "Oda de las conspiraciones". Al final hasta me gusta.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Un baño que sabe a letrina e irresponsabilidad


Mirarle es extasiarse. Su plenitud, su distancia y su cercanía se mezclan en un halo de misterio que le hace cada vez más apetecible, necesario.

Algunos no pueden resistirse. Ceden ante sus encantos y, aunque irracional o absurdo, se dejan seducir por algo que al final sólo representará una perdición. Pero, dirán, ¿qué importa cuando el placer del momento bien lo merece?

Así, bajo el hechizo de lo ridículo, vemos cómo gente de todas las edades (pero sobre todo niños) se arriesga en las aguas del Edén más envenenado de Santo Domingo: la playa de Güibia.

Ver a la gente en el lugar, “disfrutando” de ese mar que antes sólo podía ver a lo lejos, duele y nos obliga a pensar en lo irresponsables que han sido las autoridades al permitir que la gente se bañe en unas aguas que, tristemente, representan la letrina de todas las familias que habitan junto al río Ozama. Pero también podrían estar “aderezadas” por vertidos industriales y hoteleros.

Aunque el espacio es encantador, nunca debió ser diseñado para el uso de la playa. Es irresponsable que a nadie (en Medio Ambiente, Salud Pública ni el Ayuntamiento del Distrito Nacional) se le haya ocurrido prohibir el baño en estas aguas. Peor aún es que a estas alturas no sepamos cuál es el grado de contaminación de Güibia.

No sé si es que a nadie le duelen los pobres carajitos que refrescan su alma en el Malecón. Pero urge que las autoridades hagan algo al respecto. ¿Esperaremos que enfermen por culpa de la desidia oficial? Hasta da vergüenza que nos preguntemos esto.

martes, 13 de diciembre de 2011

Aspiremos a que la ley pese más que el poder

Las caricias echaron a volar. Nada quedó de aquello que fue perfecto. Con el respeto tirado en un rincón, lo que una vez fue amor se convirtió en tortura. Ahí comenzó su calvario. Y es que él, de tan conocido en el tinglado político, pensó que estaba por encima del bien y del mal.

Escuchar el testimonio de Arianny Lara es desgarrador. Sentir su dolor, la impotencia que la embargaba al sentirse abusada y sin protección de la justicia, encogía hasta el alma. Pese a denunciar a su marido, José Acevedo Trinidad, poco había logrado. Y es que, como ex diputado y viceministro de Industria y Comercio, estaba protegido bajo el manto de la jurisdicción privilegiada.

Ver este caso nos obliga a voltear la mirada. Nos lleva a reparar en lo que sucede en los tribunales, un espacio en el que a veces se entretejen las complicidades y resulta muy difícil alcanzar eso que se llama justicia.

Arianny lo sabe muy bien. Fue mucho lo que tuvo que luchar para que la escucharan.

Él tenía más peso, más dinero... poder. De no ser por los medios, quizás, ella jamás hubiese podido lograr que el caso prosperara. Pero, ¿cuántas mujeres más habrá que no pueden castigar a sus verdugos porque alguien, como Don Dinero, les protege?

No sé de qué manera lograremos que la justicia dominicana sea lo suficientemente independiente como para que el “prestigio” y el nombre no pesen más que los hechos. Cuándo veremos que los banquillos sean ese lugar que espera a todos aquellos que han violado cualquier ley, por tonta que esta fuere. Yo aspiro a ver ese día. A no tener más Ariannys y a que la ley pese más que el poder.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Los cuentos también pueden ayudar


Aún no se ha abierto y el libro trae mil historias. Habla de ayudar, de crear conciencia y ofrecer mejores oportunidades a quienes nada tienen a través de una forma fácil y divertida: leyendo.

Esa es la apuesta del Grupo Ramos, que ha puesta a la venta un libro de cuentos infantiles, cuyos beneficios serán donados a seis instituciones que trabajan por los niños.

El libro cuesta RD$150 y es el gran protagonista de la campaña que, bautizada como “Todos Podemos ser Santa”, se llevará a cabo hasta el seis de enero.

Los detalles de la campaña fueron publicados en una nota del periódico Hoy, en la que se explica que las entidades beneficiarias son La Casa del Pobre Divino Niño, Ejército de Salvación, Integración Juvenil, Acción Callejera, Hogar del Niño Padre Fantino y Aldeas Infantiles SOS.

"Todos Podemos ser Santa" se desarrolla desde el año 2009 y ha beneficiado a 2,480 niños de escasos recursos que, residentes en distintas zonas del país, han recibido regalos en Navidad.

En cuanto al libro de cuentos, señala enseña a los niños sobre la importancia de compartir y de impactar positivamente la vida de los menos favorecidos.

Por otro lado, el Grupo Ramos está motivando que todos sus clientes, amigos y colaboradores aporten con la compra de juguetes para los niños.

El Grupo Ramos tiene más de 45 años en el mercado nacional y tiene un total de 21 establecimientos comerciales distribuidos en el territorio nacional.

Se estima que las marcas Multicentros La Sirena y Super Pola, del Grupo Ramos, reciben más de 36 millones de visitas al año.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Ciegos, mudos y tontos… todo por un voto


Las campanas redoblan con fuerza. Con sonidos casi lúdicos, buscan repartir culpas y encontrar excusas donde las pueda haber.

De repente las historias se mezclan y los espectadores parecemos una sarta de tontos que sólo somos capaces de mirar hacia el firmamento.

En estos días somos testigos mudos de un acontecer político tan circense que incluye alegados narcos y fábulas conspirativas que llaman a la risa. Nadie, sin embargo, hace lo que le corresponde: bajar la cabeza y aceptar que, a golpe de inobservancia, ha dejado que se deslicen en sus filas personajes de dudosa reputación. En todos los bandos ha sucedido. No es asunto exclusivo de morados o blancos. Cada cual ha tenido su villano de confianza y, sabiéndolo o no (jamás lo sabremos), han departido con ellos. Posteriormente, con el escándalo servido, se han puesto el disfraz de ingenuos para hacernos creer que les han tomado el pelo.

Independientemente de que tengan la razón o no, lo que nos ha quedado muy claro es que los partidos políticos no hacen ningún esfuerzo por depurar los movimientos que los respaldan: lo que cuentan son los votos e, inclusive, el financiamiento que puedan aportar. El caso de Oscar Ezequiel Rodríguez Cruz nos deja muchas lecturas. ¿La más importante? Cómo los magos de la oscuridad financian el poder, sin importar el partido, para lograr impunidad (en el 2004 habría dado fondos a la campaña del presidente Leonel Fernández y ahora creó un movimiento de apoyo a Hipólito Mejía).

Visto el caso, si esto continúa así, llegará el día en que los políticos tendrán que escuchar con pesar la elegía que sonará por ellos mismos.