martes, 28 de febrero de 2012

RD desde la tierra... sin la ilusión dominicana


Durante poco más de dos horas y media le escuchamos hablar. Como todo gran orador, mostró su destreza; y las palabras, como si bailaran, llegaban llenas de matices y de intenciones. Aquellas que, de tanto "acariciarnos", nos obligaron a perdernos por completo en un mundo de ilusiones y utopías.

De repente, por momentos, no supe dónde estaba. Sentía que viajaba, con cada sorbo de un café que quizás es importado de Vietnam, y aterrizaba en un país que debía volver a descubrir: esa República Dominicana tan perfecta, tal ideal, que yo no sé por qué no reconocía.

Las cifras que el presidente Leonel Fernández nos ofreció ayer son maravillosas. Tan emocionada quedé al escucharlo que no pude más que entender que había estado siempre equivocada. ¿Cómo he sido incapaz de apreciar lo maravillosamente bien que está el país? Es cierto que mi bolsillo está en su lugar y que no he sufrido tanto como muchos (algo parecido a cierta estabilidad económica) pero... ¿qué pasa con los moradores de la ribera del Ozama, esos que al entrevistar te dicen que no saben si comerán hoy y que jamás piensan en mañana porque sobrevivir es una gran astucia?

Pensando en ellos, duele recordar las primeras frases del mandatario: "En ocasiones, al volar en helicóptero sobre el Gran Santo Domingo, contemplo, desde la altura, la notable transformación que esta ciudad ha experimentado. Logro observar la amplitud de las avenidas, la circulación masiva de los vehículos, la construcción de los elevados, los edificios que lucen como verdaderos rascacielos, y, en fin, todo el espíritu de modernidad que se vislumbra desde el aire. Al divisar semejante espectáculo, que me permite comparar a nuestra ciudad Capital con otras importantes ciudades del mundo, me digo para mis adentros, caramba, helo ahí, lo hemos logrado: el Nueva York chiquito".

Oh, Nueva York. Nueva York que se desdice en Capotillo, La Ciénega, La Lata, la Barquita, Los Guandules, Los Manguitos, Los Alcarrizos, Cienfuegos, los bateyes de San Pedro... y un montón de lugares más que se hunden en la miseria. Pero, ¿los habrá podido divisar, alguna vez, desde su helicóptero?

No creo que para ellos ese crecimiento del 4.5% que experimentó el país signifique absolutamente nada. Algunos, como dijo, reciben la tarjeta Solidaridad. Con ello, al parecer, se resuelve el problema. Pero uno se pregunta, ¿es el clientelismo la fórmula para acabar con la pobreza? También es interesante saber cómo hay gente que está tan mal cuando hay un PIB de US$55 mil millones y el gobierno ha logrado duplicar la generación de riquezas, "una hazaña que no se había producido en ningún momento de nuestra historia". Tal vez peco de ignorante pero, oyendo las cifras, es evidente que todo eso se queda en muy pocas manos.

Dejando de lado las tantas obras que mencionó después, tal como la carretera que de San Cristóbal a Baní, la del 15 de Azua a San Juan de la Maguana o la de Elías Piña, toca hablar del "bello espectáculo de ver a El Seibo convertido en ciudad modelo de los Objetivos del Milenio".

Pero, ¿por qué ese espectáculo no lo ven los representantes de organizaciones y entidades juveniles de El Seibo, quienes en un reportaje de la Esquina Joven aseguraron que su demarcación no podrá cumplir para el 2015 con los Objetivo del Milenio y afirmaron que se sientes desesperanzados por la proliferación de bancas de apuestas, el alto nivel de desempleo, la deserción escolar, los embarazos en adolescentes y las enfermedades de transmisión sexual.

Esos muchachos, como muchos que habitan en otras provincias que no pueden mostrar rascacielos y túneles, no conocen la sociedad próspera y moderna de la que habló el Presidente.

Pasando a un plano personal, y lleno de banalidad, confieso que lamento profundamente no haber sido de las personas que permitieron que las ventas de tiendas como Plaza Lama, Almacenes Rodríguez, Sema, El Canal, Distribuidora Corripio y Multicentro La Sirena, pasaran de vender 6 mil 690 millones de pesos (al 2004) a 23 mil 392 millones de pesos en el 2011. ¿Cuántos amigos pobres tengo? ¡Qué escasez de plasmas hay en nuestras vidas!

Divago. Disculpen. Por un momento me fui de tiendas. Claro, virtualmente (no hay chelitos para ir en la vida real). Pero regresé. Ahora para pensar un poco en lo ingratos que son los empresarios, siempre quejándose a pesar de su crecimiento: en el 2011 las medianas y pequeñas empresas crecieron (comparando del 2004 al 2011) en un 251%, con ventas equivalentes a 379 mil 254 millones de pesos; mientras el crecimiento del sector servicios es aún mayor, 1,056%, con ventas de 54 mil 678 millones de pesos.

Los colmaderos, esos que viven siempre al grito, tampoco se pueden quejan ya que gracias a Solidaridad, que tiene un presupuesto anual de 8 mil millones de pesos, se convirtieron en clientes fijos del Gobierno. ¡Pena que ese programa sólo funciona para los que son del PLD o, al menos, no son reconocidos como de la oposición!

En cuanto a la minería, que ha tenido un crecimiento astronómico en un 79.7%, da pena que eso se traduzca en la degradación de nuestra isla. Al final, sin embargo, lo que cuenta es el dinero.

Por eso aplaudimos que sector del turismo creció, en el 2011, un 4.8%; el de la manufactura local, 5.1%; la agropecuaria, 5.5%; la intermediación financiera y seguros, 4%; las zonas francas, 15.8%; y el comercio, 4.3% (¿por qué no dijo cómo estaban estos renglones en el 2004? Sólo los comparó del 2010 al 2011).

Una buena noticia, sin lugar a dudas, es que las zonas francas de la RD se han posicionado en la actualidad como el principal proveedor al mercado norteamericano de cigarros, el segundo en hilo dental, el cuarto en instrumentos médicos, el quinto en calzados para hombres, el sexto en interruptores eléctricos y el octavo en joyería. Otro renglón importante es que la inversión extranjera fue el año pasado de 2 mil 371.1 millones de dólares.

Escuchando todo esto, el Presidente se queja del aumento de los precios del petróleo (que causaron un gran impacto en la factura petrolera), del aumento en los precios de los alimentos... problemas internacionales que tanto negó en su momento pero que ahora, cuando se va, reconoce.

De economía son muchas las cosas por decir. Pero, como me confieso ignorante en esta área, no hablaré de este tema. Que lo hagan quienes saben. Sólo un detalle puedo agregar: de tanto comparar el 2004 con el 2011, por momentos pensé que estaba en un mitin de reelección y no viendo un discurso de rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional.

Pasando a un área que me es bastante más conocida, toca el turno de hablar de educación. Si bien es cierto que en el nivel básico la cobertura es de 97%, como dice Leonel, también es cierto que en el nivel medio cae a niveles catastróficos. Por eso olvidó ese índice.

También olvidó que de aquel Foro Presidencial por la Excelencia de la Educación (no Académica, como dijo en el discurso) sólo quedaron postulados que no se cumplieron y que ese Plan Decenal de Educación 2008–2018 que mencionó nunca se ha podido desarrollar a conciencia porque siempre han faltado los recursos para ello.

Ah, pero el presupuesto de Educación pasó de 12 mil 778 millones de pesos en el 2004 a 45 mil 835 millones en el 2011. Pero, ¿por qué no dice que eso está muy lejos de lo que establece la ley, que es un 4% de ese maravillo PIB del que habló? Ay, de esa amnesia selectiva que nos corroe.

Si la inversión educación equivale a un crecimiento de un 500%, tal como dijo el Presidente, es mucho lo que se pudo haber hecho de no haber tenido la pírrica inversión de menos de un 2% del PIB durante todos estos años. ¡Menos mal que el nivel de inversión pone de relieve la "priorización que el gobierno le ha conferido a esa área!

En cuanto a la UASD, donde Leonel habla de revolución, cabe destacar que esa revolución sólo ha sido a nivel de infraestructura. La remodelación del Aula Magna, de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, la Biblioteca Pedro Mir, un parqueo (a un costo de mil millones) y ocho Centros Regionales Universitarios (algunos de ellos sin presupuesto para operar).

Mientras pronto se terminarán el comedor, la Torre Administrativa, la Torre Científico–Tecnológica y el Hospital Oncológico... todo eso está muy bien. Pero la UASD carece de aulas y butacas. No es que no haga grandes obras pero, ¿no sabemos lo que priorizar?

Otro detalle que me llamó la atención del discurso tiene que ver con el agua potable. Al día de hoy, según el discurso, el 89.7% de la población la recibe en sus hogares. Los medios, sin embargo, reciben quejas a diario de gente que dice tener años sin agua.

Pasando al tema de la institucionalidad, es gracioso ver que Leonel hable de la reforma a la Carta Magna y recuerde que Hipólito Mejía creó una comisión para discutir un proyecto de reforma constitucional pero luego ignoró las propuestas sugeridas (sólo aprobó la reelección, algo que paradójicamente a quien le convino fue a Leonel Fernández). Todavía hoy tengo en mi oficina aquel informe que se hizo del "Encuentro Nacional de la Consulta Popular para la Reforma Constitucional" (año 2007) en el que se recogían las propuestas que todos los sectores hicieron para la nueva Constitución de la República.

Recuerdo que yo cubrí algunos de esos encuentros. Prácticamente ninguna de las propuestas que se hicieron en esos encuentros fue recogida en la Constitución. Luego se dijo que no era una obligación.

Y hablamos de Barrio Seguro, de la delincuencia y del narcotráfico. Pero resulta que los asaltos, homicidios y violencia están a la orden del día. La Policía mata gente y todos callan. Pero hemos mejorado. También en la lucha contra el narco. ¡Pena que el mismo día del discurso El Nuevo Día publicara una interesante crónica acerca de cómo la RD es paraíso para los narcos boricuas!

Quedan cosas, muchas cosas qué decir. Pero no quiero cansarles demasiado. Sólo diré que los índices de corrupción que aparecen en los informes de Transparencia Internacional desmienten al Presidente en su lucha contra ella. Tener algo que diga Transparencia en los portales no se traduce en combatir las prácticas contra ellas. Licitaciones y peajes así lo han demostrado.

En algo en que sí estoy de acuerdo con el Presidente es que en el país estamos viviendo esa "ilusión dominicana” (analogía del sueño americano) de la que él habla: con escucharle, definitivamente, llegamos al paraíso. Pena que aterricemos a la realidad.

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