jueves, 28 de julio de 2011

Vayamos más allá de los cables de WikiLeaks

Aún es pronto para saber qué esperar. Nunca, hasta que los hechos no demuestran las cosas por sí mismo, podemos hacer una afirmación categórica.

La espera será larga. Con dos mil y tantos cables por salir, es difícil predecir lo que traerán mares de WikiLeaks. Lo que fuere, sin embargo, algo dejará.

Son muchas las interrogantes que se tejen en torno a lo que ha salido. A pesar de que conocíamos bastantes de las informaciones que se han publicado, hay otras que surgen ahora, de repente, y llaman a preocupación.

Una de ellas tiene que ver con el presidente Leonel Fernández y establece que él sabe hasta qué punto llega la corrupción de las Fuerzas Armadas pero que no se ha atrevido a mover 100 de los 200 hombres que deberían salir de ahí porque hasta su puesto peligra. Así las cosas, ¿cómo podemos esperar que esto cambie?

Es difícil acabar con la corrupción cuando el mandatario se rinde ante ella. Peor aún es saber que existen funcionarios y ex funcionarios de dudosa reputación que forman parte del círculo selecto del partido de gobierno. Lo mismo veremos, sin embargo, con el PRD.

Amén de qué partido sean los cables, lo importante de esto es que esa información debe servir para algo más que para alimentar el rumor popular: debe ser el punto de partida para que el Ministerio Público comience a investigar los hechos que ahí se imputan.

Es mucho lo que en este país queda sin castigo. Ya está bueno de que sea así. Que WikiLeaks sirva para remover nuestros cimientos. Que el culpable pague, al menos, con nuestro olvido.

miércoles, 27 de julio de 2011

Yo elegí disentir

Sobre el tejado, oculta para que nadie me viera, me sentaba a escribir. Era una niña, de terrible caligrafía y verso fácil, cuando soñaba con que escribiendo las cosas podría cambiarlas. A través de una historia, siempre fantástica, creaba una vida.
Poco a poco la pasión se convirtió en una forma de vida. Jamás he podido parar de escribir. Las letras, unidas en esa sinfonía única que nos permite hacer tanto, me conquistaron para siempre.
Sé que a muchos les importa muy poco por qué decidí dedicarme a ser periodista. Por eso no lo contaré. Sólo diré que tras conocer el oficio, y ver que podía decir cosas que cambiarían la vida de la gente, me enamoré perdidamente del periodismo.
Al principio escribía cuentos, cosas bonitas. Hacía entrevistas, reportajes… jugaba con las palabras para decir cosas hermosas. Era apasionante poder describir, de forma distinta, la cotidianidad y la vida.
Por cosas del azar terminé en la redacción central de Hoy. Específicamente cubría Educación, por lo que me tocó ser los ojos y la voz de todos los problemas que se vivían en ese complicado mundo del sector educativo.
Por aquella época, cuando comencé en el área, gobernaba Hipólito Mejía y la secretaria de Educación era la vicepresidenta, Milagros Ortiz Bosch. Mis reportajes de escuelas deshechas, mis entrevistas de maestros que penaban o los reclamos de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) les disgustaban. También mis columnas, que luego se volvieron artículos de opinión, donde reflejaba la dura realidad que vivíamos en ese momento.
En ese entonces tenía muchos amigos peledeístas. Todos admiraban mi trabajo y les encantaba como escribía. Los perredeístas, sin embargo, me acusaban de formar parte de las filas del partido morado.
Aunque al hacer mi trabajo no sólo publicaba las cosas malas de Educación, sino que cubría las actividades oficiales y ponía los logros de la cartera educativa, nunca hablaban de eso.
Cuestionaban los reportajes. También mis artículos de opinión. ¿Por qué no escribes lo que está bien?, me decían. La respuesta: porque les elegimos para hacer las cosas bien. Por tanto, les reclamo por lo que está mal.
Cuando cambió el gobierno muchos pensaron que sólo vería luces en el PLD. Pero no. Seguí cubriendo las actividades y haciendo los reportajes de las escuelas y maestros. Los peledeístas comenzaron entonces a acusarme de ser perredeísta. Y muchos amigos se marcharon. En cambio llegaron otros, los que entendieron que yo sólo hacía mi trabajo. Y lo haría gobernara quien gobernara.
Hoy, a siete años del gobierno actual, ya no cubro ninguna fuente. Por tanto, no me toca escribir notas ni describir nada. Sólo escribo artículos de opinión. Aún me juzgan por ello.
Recientemente vuelven a acusarme de ser del PRD. Pero no. No soy de ningún partido. Como periodista, me declaro libre. Quizás, tal como dicen los que me juzgan, peco de pesimista. Pero no. Al subrayar las cosas que están mal lo que busco es que se cambien. También que quienes nos gobiernan entiendan que no todos somos ciegos y que, fuera de su partido y su gente, hay quienes les ven con una mirada crítica.
Sé que mis opiniones molestan a muchos. Dicen que no digo lo bueno. Y es cierto. Pero no estoy para eso. Los lauros gubernamentales anunciados por mucha gente. A algunos, incluso, les pagan para que lo hagan. Se llaman bocinas. Otros lo hacen porque quieren. Ese es su derecho.
Yo elegí disentir. Pero no es joder, aunque parezca. No sé callar lo que me molesta. Quienes me conocen lo saben. Necesito hablar, desahogarme. Eso hago cada jueves. Y nadie tiene derecho a encasillarme por ello. Pueden criticarme, claro, pero jamás podrán callarme. Digo las cosas que están mal porque soy rabiosamente optimista: sueño que, gracias a mis palabras, alguien decida cambiar las cosas.
A veces vuelvo a ser como aquella niña que se sube en el techo. Escribo con la fe de crear un mundo distinto. Quizás es un absurdo. Pero soy así. Y no quiero cambiar.

martes, 26 de julio de 2011

Ese oscurantismo electoral


Dejé todas las palabras en el tintero y le olvidé. Como sé que no valía la pena hablar de eso, cansada ya de acusarle por mentir, el domingo decidí olvidar al presidente Leonel Fernández y dejarle vivir en su mundo de fantasía. Si él es feliz, que espero que sí, ¿para qué mortificarle?

Poco importa que el PRD sea ya el culpable hasta de nuestras culpas. Pronto iré donde Hipólito Mejía y le reclamaré hasta por los sueños que Morfeo me ha robado en esas noches de incertidumbre en las que no he podido cerrar los ojos.

De nada vale reclamarle al Presidente por esos siete años que ha gobernado sin poder superar esos obstáculos que Hipólito dejó sembrados... total, ya sólo le quedan diez meses para gobernar.

A estas alturas nada más queda esperar. Meses más, meses menos, este es un gobierno que fallece y será enterrado con las más grandiosas pompas funerales. Se despedirá como un grande, como ese coloso que durante ocho años nos dio momentos memorables.

Mientras llega el tiempo del adiós, tocará ver cómo la campaña cobra vida. Digo, asumo que deberá cobrarla, ¿o no? Tal parecería que a nadie le interesa. Cual si las elecciones fueran dentro de dos años, el ambiente está tan frío que me hace pensar en lo indiferentes que somos ante lo que está sucediendo.

El dominicano es amante de la chercha. Si estamos en béisbol, hay pelota hasta morirse; si estamos en política, no se habla de otra cosa. Ahora, ¿estamos viviendo eso?

Tal vez, porque a estas alturas paso de saber, sea que yo ando en el aire y no me entero de nada. Puede, incluso, que se esté gestando algo a nuestras espaldas. O, ¿será que la gente es presa de las dudas?

Pueden ser muchas las respuestas. Estas elecciones serán las más difíciles que tengamos que enfrentar. Aunque parece una fotocopia del 2000, la realidad es muy difente. Varios factores, convertidos en matices, las hacen mucho más dramáticas.

En el 2000 mucha gente estaba cansada de Leonel Fernández. Por eso la apuesta fue darle el chance a ese señor campechano, simpático, peculiar, que intrigaba pero podría significar una diferencia. Poco podía hacer Danilo Medina, todo corazón pero poco carisma, frente al arrollador Hipólito Mejía.

Once años después la vida les vuelve a poner de frente. En esta ocasión ya no hablamos de cansancio, sino de un tremendo hastío gubernamental. Y es que, de tanto jugar con nuestra escasa inteligencia, ya pasamos bastante del mandatario.

Ahora Danilo no es ese hombre apagado de antes. Algo ha sucedido en él. La experiencia, los asesores, la gente... parece una nueva persona. El ostracismo, ese al que él mismo se condenó, le sirvió de mucho. Se ve, incluso, como un candidato nuevo. Aquel que ha mostrado algunos esbozos de un plan de gobierno que resulta interesante pero difícil de llevar a cabo en un momento de crisis.

Hipólito sigue siendo ese hombre franco de antes. Pero alguien le puso un freno. Habla menos, mucho menos, y completa más sus ideas. Aparenta estar más sosegado, más en control de sí mismo. Ya no responde a todo lo que se le pregunta y, aunque tiene sus salidas, se ve mucho más ecuánime.

Aunque ambos son tan distintos, han terminado siendo las dos caras de la misma moneda: la de la duda. Ninguno de los dos convence (salvo a los adeptos de sus partidos, quienes votarán por el que les pongan ahí): ¿nos pueden decir que harán algo distinto?

De decirlo, lo dirán. Pero, ¿cómo podremos saber a ciencia cierta que Danilo no seguirá haciendo lo mismo que Leonel cuando él fue parte de su gobierno y creó algunas de las argucias de las que se ha valido el líder para ser popular? Puede que entienda que eso no es necesario. En cuanto a la gente que le rodeará, sin embargo, ¿cómo creer que no serán los mismos que se han servido con la cuchara del poder? A muchos se les ve en los actos con él. Peor aún: ¿someterá a los compañeros del partido que han actuado mal?

Con Hipólito sabemos que las cosas tienen que ser distintas a lo que son ahora. El gabinete perderá su color y será blanco. Pero, ¿cómo estar seguros de que no repetirá las fichas quemadas del 2000-2004? Y, ¿qué pasa si se vuelve a desmadrar la economía? ¿Será esta vez capaz de mantener el equilibrio?

Ante las preguntas, lo lógico sería que los descartemos a los dos. Eso no sucederá. Uno de ellos será nuestro Presidente. Ambos lo saben. Todos lo sabemos. Nadie apostará por los independientes. Aquí votamos por el que puede ganar. El punto ahora es si gana el hastío o gana el miedo.

Viendo el panorama, no queda más que reconocer que estamos viviendo en un oscurantismo electoral. No se dice todo lo que se sabe ni todo lo que se debe. Así crecen las dudas y se pone de manifiesto el miedo. Pero el miedo vale también para ambos. Que no olviden, desde el gobierno, que durante estos ocho años son muchas las cosas que han pasado. La gente puede cobrarles la factura.

domingo, 24 de julio de 2011

Leonel, una noche de justificación


Este fue el discurso que pronunció el presidente Leonel Fernández desde el Hotel Dominican Fiesta esta noche:


“La República Dominicana Frente a la Crisis Mundial”
25 de julio, 2011

Compañero Doctor Reynaldo Pared Pérez, Secretario General del Partido de la Liberación Dominicana;
Compañero Licenciado Danilo Medina, Candidato Presidencial del Partido de la Liberación Dominicana;
Compañeros miembros del Comité Político y del Comité Central del PLD;
Compañeros representantes de las distintas fuerzas políticas integradas en el Bloque Progresista;
Distinguidas personalidades;
Pueblo dominicano:
El pasado 15 de julio, con ocasión de la evaluación de la quinta y sexta revisiones del Acuerdo Stand By que nuestro país lleva a cabo con el Fondo Monetario Internacional, las cuales fueron aprobadas sin objeción ni votos en contra de ninguno de los miembros del Directorio, este organismo crediticio internacional elogió la política económica que se ejecuta en la República Dominicana.
Lo hizo en los siguientes términos:
“Las condiciones macroeconómicas en la República Dominicana siguen siendo muy favorables, y las políticas previstas en el programa respaldado por el Fondo han contribuido a mantener la estabilidad.”
De igual manera, el Fondo Monetario Internacional expresó su complacencia en la determinación de las autoridades dominicanas en el mantenimiento de la estabilidad financiera, el fortalecimiento de la supervisión bancaria y la adopción de medidas para racionalizar las exenciones tributarias.
Así pues, de conformidad con el FMI, el Gobierno de la República Dominicana está conduciendo la política económica por senderos de estabilidad y confianza; y eso, a nuestro humilde modo de ver, debe merecer el reconocimiento de todos los sectores de la vida nacional.
Pero la mayor prueba de confianza en la buena conducción de la economía dominicana, se obtuvo el pasado jueves 21 de julio, cuando el país puso a la venta una emisión de bonos soberanos por 500 millones de dólares, a diez años, con lo cual se financiarán gastos contemplados en el presupuesto del 2011.
Luego de ponerse en venta los bonos de la República Dominicana, sólo en la primera hora los mercados reaccionaron demandando más de 3 mil millones de dólares, es decir, seis veces la cantidad que estábamos colocando.
Esa, sin duda alguna, es una prueba adicional de confianza de los inversionistas internacionales en el buen desempeño de la economía nacional.
Por estos bonos, la República Dominicana pagará la tasa anual de 6.95%, la más baja tasa de interés lograda por el país en colocaciones de bonos soberanos.
Esto cobra mayor realce, cuando, sobre todo, en la actualidad los mercados soberanos presentan graves dificultades y falta de confianza ante la incertidumbre económica de los Estados Unidos y las economías de la denominada Zona Euro.
Como contraste, es preciso indicar que en el 2001, cuando se realizó la primera colocación de bonos soberanos, la tasa obtenida fue de 9.5%, es decir, alrededor de un 27% más alta que la colocación que acabamos de realizar.
En el año 2003, el gobierno del Partido Revolucionario Dominicano firmó un acuerdo stand by con el Fondo Monetario Internacional.
En la carta de intención de las autoridades del gobierno del PRD al Fondo Monetario Internacional, se lee lo siguiente:
“Se han originado desviaciones sustanciales con respecto al programa, y la mayoría de las metas cuantitativas para finales del 2003 no fueron alcanzadas.”
Como puede observarse, se trata de una confesión del propio PRD de que no cumplió con las metas del Fondo Monetario Internacional.
En marzo del 2004, la firma calificadora de riesgo Moody´s, refiriéndose a la situación del país, decía:
“Los factores que han llevado a la situación actual han sido ampliamente documentados. Choques externos adversos e incidentes internos procedentes del sector bancario… fueron los detonantes iniciales, pero una inadecuada respuesta de la política económica ha jugado un papel fundamental, complicando la situación que ha llevado a un creciente sentimiento de ansiedad que ha contribuido al virtual colapso del peso dominicano. Como resultado de esa secuencia de acontecimientos, una cuasi – sistémica crisis bancaria evolucionó hacia una crisis total de la moneda y se convirtió en una crisis generalizada de confianza, que se refleja en una erosión de la credibilidad de la capacidad del Gobierno para restaurar el orden económico.”
En sus relaciones con el Fondo Monetario Internacional, el gobierno del PRD nada más pudo aprobar una de las revisiones, lo cual quiere decir, si lo expresáramos en términos escolares, que sólo pasó de kindergarden a pre – primaria.
Del 2004 a la fecha, el actual gobierno del Partido de la Liberación Dominicana ha firmado dos acuerdos con el FMI, en los cuales ha pasado catorce revisiones, que es como si hubiese terminado la primaria, la secundaria y en estos momentos se encuentra en el tercer año de la carrera universitaria.
¡Cuán grande es, señores, la diferencia en la conducción de la política económica entre el Partido Revolucionario Dominicano y el Partido de la Liberación Dominicana!’
Mientras, en la dirección de la política económica, ellos no pasaron de pre – primaria, nosotros, sin embargo, podemos decir, sin ánimos de petulancia, que tenemos la categoría de estudiantes universitarios.
El reconocimiento del FMI a la política económica de la actual gestión de Gobierno adquiere mayores méritos cuando se sabe que se ha alcanzado a pesar de la crisis financiera y económica heredada del pasado gobierno perredeísta del 2000 al 2004, y la crisis financiera global que se ha desatado desde finales del 2007 hasta la fecha.
En otras palabras, esta administración ha tenido que navegar en medio de un mar proceloso, de aguas bravías y altas oleadas, entre una crisis económica interna, de factura perredeísta, y otra externa; y a pesar de eso, la embarcación nacional ha evadido todos los peligros, ha sorteado todas las dificultades, y actualmente exhibe uno de los mayores índices de confianza en los mercados internacionales de todas las economías a nivel mundial.
Y eso, pueblo dominicano, compañeros y compañeras, es algo de lo cual podemos sentirnos profundamente orgullosos.
En el periodo 2000 – 2004, la economía de la República Dominicana se vio afectada por todos los males imaginables: la inflación más alta de América Latina; la mayor devaluación del peso en la historia nacional; crecimiento económico negativo; déficit fiscal; atrasos en el pago de la deuda externa; exorbitante aumento de la deuda interna y caída brusca de las reservas internacionales.
En el año 2004, las reservas internacionales de la República Dominicana eran negativas en 22 millones de dólares, con lo cual queremos decir que no había reservas internacionales. Que para llegar a cero había que buscar 22 millones de dólares.
Para diciembre del 2010, el actual Gobierno del Partido de la Liberación Dominicana disponía de 3 mil 343 millones de dólares en reservas netas.
Cualquier comparación sería un abuso.
La tasa de cambio llegó a cotizarse a 57 pesos por dólar y en los siete años de este Gobierno nunca ha pasado de 39 pesos por dólar.
La tasa de desempleo superaba el 18%, lo cual representó un aumento significativo del nivel de desocupación que existía al dejar el Partido de la Liberación Dominicana el gobierno en el año 2000, que era de 13.9%.
De 1 millón 826 mil personas que vivían por debajo de la línea de pobreza en el año 2000, se pasó a 3 millones 132 mil personas en el 2004, lo que equivale a decir que durante el gobierno del PRD el número de pobres aumentó en la República Dominicana en 1 millón 300 mil personas.
Todo ese desastre ocurrió en un contexto de estabilidad y crecimiento de la economía mundial y de América Latina y el Caribe.
Para esa época del gobierno del PRD, en que conforme al FMI, una inadecuada respuesta de política económica condujo a una crisis generalizada de confianza, la calificación de riesgo del país fue degradada al más bajo nivel: CCC.
Esa es la calificación que actualmente recibe Grecia, un país con una gran tradición histórica y un inmenso potencial de desarrollo, pero que fue mal dirigido por administraciones anteriores.
Y eso es lo que no podemos permitir que vuelva a ocurrir en la República Dominicana. Que caigamos de nuevo en la falta de confianza y en el deterioro de la calidad de vida de los dominicanos.
Compañeras y compañeros, tenemos que realizar un gran esfuerzo para evitar que los que provocaron esa situación de calamidad vuelvan, ya que, de lo contrario, no cabe dudas que se repetiría la tragedia que sufrió la sociedad dominicana durante el periodo 2000 – 2004.
Por lo tanto, de ahora en adelante, de lo que se trata es de evitar que los trabajadores, los empresarios, los campesinos, los estudiantes, las amas de casa, y en fin, todo el pueblo dominicano olvide el retroceso que significó para el país, en todos los órdenes, la gestión de gobierno del PRD.
La consigna del momento es: Memoria contra el Olvido.
Lo que conviene a la República Dominicana es que continúe gobernando la fuerza política que ha logrado generar la confianza y la estabilidad que el país requiere para avanzar hacia el desarrollo, la prosperidad y el bienestar.
Esa fuerza política es la del Partido de la Liberación Dominicana, representada en el próximo torneo electoral por el compañero Danilo Medina, quien con la voluntad de Dios y el respaldo mayoritario del pueblo dominicano, será, a partir del 2012, el próximo Presidente de la República.
La actual crisis financiera y económica global, como hemos indicado en otras ocasiones, es la más profunda y aguda crisis de la economía mundial de los últimos 80 años.
Esa crisis ha provocado la quiebra de grandes bancos en distintas partes del mundo, ha suscitado una falta de recursos en el sistema financiero internacional, y ha hecho tambalear hasta las economías más poderosas del planeta.
Esa crisis, que empezó como una crisis del mercado hipotecario de los Estados Unidos, se extendió por el resto de la economía mundial como consecuencia de la introducción de sofisticados instrumentos financieros, y su difusión, a nivel internacional, sin ningún tipo de revisión ni supervisión por parte de los gobiernos.
El resultado ha sido catastrófico. En el año 2009, la economía mundial, como consecuencia directa de la crisis, tuvo un crecimiento negativo de 0.5%.
Pero el impacto de la crisis en las economías desarrolladas, que son las que conducen al resto de las economías en desarrollo, fue aún mayor, expresándose en un crecimiento negativo de –3.4% ese año.
En el 2009, la economía norteamericana decreció a -2.6% y la canadiense, -2.8%.
En Europa, la tasa de crecimiento fue negativa en -5.6%.
La alemana decreció en -3.9%; la francesa, -5.5%; la inglesa, -8.1%; la italiana, -3.7%; la española, -2.5%; la irlandesa, -14.7%; y la griega, -7.6%.
En América Latina y el Caribe, la economía de los países, en conjunto, decrecieron en -1.2%.
Colombia, para citar un ejemplo, sólo creció 0.9%; Perú, 0.9%; Argentina, 0.5%; Guatemala, 0.4%; Ecuador, 0%; Brasil, -0.6%; Costa Rica, -1.3%; Nicaragua, -1.5%; Chile, -1.7%; México, -6.1%.
En medio de esa situación hemisférica sombría y de incertidumbre, la República Dominicana emergió, en el 2009, como el país con mayor nivel de crecimiento económico en América Latina y el Caribe, con 3.5%.
Al año siguiente, en el 2010, la economía dominicana repuntó a 7.8%, por encima de 25 países de América Latina y el Caribe, la cual, como región, creció, en promedio, 3.2%.
La caída de la actividad económica mundial, producto de la crisis, generó de inmediato un incremento del desempleo.
En los Estados Unidos, la tasa de desempleo, que en el 2007 era de 4.6%, subió a 9.6% en el 2010.
En los países de la Zona Euro, el desempleo aumentó de 7.5% en el 2007, a más de 10% en el 2010.
En España, la situación se tornó más dramática en la medida en que el desempleo se colocó en los alrededores del 20%.
Otro reflejo de la caída de la economía mundial, fue la reducción del comercio internacional, el cual decreció, en términos de volumen, un 10.9%.
La crisis también produjo efectos negativos en las balanzas comerciales y las balanzas de pagos de la mayoría de los países. Igualmente, generó una mayor fluctuación en los precios de los productos básicos, disminuyó la inversión extranjera a nivel mundial y afectó negativamente las recaudaciones fiscales de los gobiernos.
Esa reducción de las recaudaciones y la necesidad de hacer frente a la crisis provocaron un incremento en los déficits fiscales de las economías de los países desarrollados.
En el 2008, el déficit fiscal de esas economías fue de 4.4% del PIB, pero para el año siguiente, es decir, el 2009, había subido a 9.8%.
En el 2010, se produjo una reducción, y se colocó en 8.8%.
Una pregunta que todos podrían estarse formulando es la siguiente: ¿Cómo se financiaron esos déficits?
La respuesta es que esos déficits tuvieron que ser financiados con endeudamiento, y por esa razón, Estados Unidos incrementó su deuda de un 62.2% del PIB en el 2007 a 91.6% en el 2010.
Los países de la Zona Euro, a su vez, vieron crecer sus deudas, de un 66.2% del PIB en el 2007, a un 85.0% en el 2010.
La nueva fase de la crisis que hoy estamos viviendo está asociada a los altos niveles de endeudamiento a que han llegado los países desarrollados para hacer frente a la crisis originada en el 2007 – 2008, lo cual arroja, en estos momentos, muchas dudas sobre la sostenibilidad de su recuperación económica.
La manera en que la crisis podrá ser superada ha suscitado serias divergencias en las élites económicas y políticas de los países desarrollados, las cuales se han evidenciado en los debates del denominado G – 20, club exclusivo de los países ricos del mundo.
En Europa, surgió la idea de que la mayor amenaza a la recuperación de la economía mundial estaba, precisamente, en la incapacidad de pago de la deuda, y por esa razón, ha priorizado el cumplimiento de esa obligación financiera por encima de cualquiera otra consideración.
En los Estados Unidos, los economistas de la administración Obama siempre han considerado que en el corto plazo, lo más conveniente sería promover el crecimiento de la economía mediante el incremento del gasto público.
De esa manera, según esos economistas, al crecer la economía, la proporción de la deuda disminuiría con respecto al Producto Interno Bruto.
Pero tanto el Gobierno de los Estados Unidos como los gobiernos de los países europeos se han encontrado con la dura realidad de unos mercados inclementes y unas agencias calificadoras de riesgos rigurosas, que reclaman, en primer término, el cumplimiento en el pago de la deuda soberana.
Esa presión de los mercados ha conducido, en Europa, a la aplicación de fuertes medidas de ajuste económico, lo cual ha conllevado a una reducción del gasto social, y por consiguiente, a la promoción del descontento generalizado de la población, que ha visto disminuir sus tradicionales condiciones de vida.
Como resultado de eso, una oleada de protestas sociales se ha apoderado de Europa en los últimos tiempos, llegando a producirse escenas de confrontación en Grecia, Irlanda, Inglaterra, Francia, Portugal, España e Italia, que recuerdan los momentos más convulsivos y conflictivos de América Latina.
En el caso norteamericano, el presidente Obama ha estado, por un lado, emitiendo recursos a la economía a través de la Reserva Federal, y por el otro, negociando todos estos días con sus opositores del Partido Republicano, a los fines de ampliar el techo de la deuda de los Estados Unidos, con el propósito de cumplir con sus obligaciones de pago el próximo 2 de agosto.
En caso de que no se produzca un acuerdo entre la Casa Blanca y el Congreso de mayoría republicana, antes de la fecha previamente indicada, la economía de los Estados Unidos entraría en un situación de cesación de pagos o default, algo nunca visto en la historia de ese país, lo cual, de producirse, provocaría un terremoto económico de escala mundial y consecuencias imprevisibles.
Estamos confiados en que la sensatez, la prudencia y el buen juicio de los políticos norteamericanos se impondrá, y que, por consiguiente, tanto los Estados Unidos como el resto de la economía mundial saldrán ilesos de este nuevo percance surgido al calor del próximo certamen electoral presidencial norteamericano el año próximo.
En el caso de la República Dominicana, a la propagación de los efectos de la crisis financiera y económica, se sumó el fuerte choque generado por la escalada alcista de los precios del petróleo y de los alimentos iniciado en el 2007 y que alcanzó su punto más alto a mediados del 2008.
Ante el impacto de los precios del petróleo y los alimentos, el Gobierno dominicano reaccionó ampliando los subsidios a la energía eléctrica y extendiéndolo al precio del trigo y el maíz.
De igual forma, aumentando el número de beneficiarios del programa de Solidaridad en 160 mil 300 en el 2008, e incrementando el monto de la transferencia del componente Comer es Primero, de 550 a 700 pesos mensuales.
Bajo el entendido de la necesidad de racionalizar los subsidios generalizados, se inició, a finales del 2008, el proceso de focalización del subsidio al gas licuado de petróleo.
Con la incorporación de 770 mil 427 familias al programa Bonogás, se logró culminar exitosamente el proceso de focalización hacia los hogares más necesitados de este costoso subsidio.
En el 2009, los efectos de la crisis se hicieron sentir con mayor dureza a través del deterioro del sector externo y la debilidad de las finanzas públicas.
Las importaciones cayeron en 23.1%, mientras las exportaciones lo hicieron en 18.7%, lo que muestra la fuerte desaceleración tanto de la demanda externa como interna.
Las remesas y la inversión extranjera directa tuvieron un crecimiento negativo.
En cuanto al turismo, el incremento en la llegada de pasajeros fue de tan sólo un 0.8%, con una caída de ingresos por viaje.
Los ingresos corrientes del Gobierno Central disminuyeron.
Ante esta problemática, el Gobierno convocó, a principios del 2009, a la celebración de la Cumbre por la Unidad Nacional Frente a la Crisis Económica Mundial, en la cual se recomendaron medidas que fueron aplicadas para dinamizar la actividad económica, generar empleos e incrementar las exportaciones.
Eso fue lo que permitió que la economía dominicana fuera, como ya hemos dicho, la de mayor crecimiento económico en América Latina y el Caribe, mientras otras, más fuertes y poderosas sucumbían al impacto de la crisis mundial.
Además de las medidas económicas, con la finalidad de mitigar el impacto de la crisis en los sectores más vulnerables de la población, también se adoptaron medidas de carácter social.
Se afiliaron 780 mil personas en el régimen subsidiado del Seguro Familiar de Salud, con lo cual la cobertura de dicho régimen sobrepasó los 2 millones de ciudadanos.
Se aumentó el tope de cobertura de enfermedades de alto costo y máximo nivel de complejidad.
Se incrementó el listado de medicamentos para los beneficiarios de la Seguridad Social. Se disminuyó el copago de los afiliados por concepto de cirugía y se eliminó para los casos de partos.
Se apoyó a la población estudiantil de escasos recursos y se aplicó el programa de Incentivo a la Asistencia Escolar.
Todas esas medidas de carácter social fueron tomadas en condiciones de precariedad económica para el Gobierno, pero que no fueron asumidas por la oposición en su ejercicio gubernamental, a pesar de que para entonces la economía mundial estaba en momentos de auge.
Esa es otra de las grandes diferencias entre la gestión de Gobierno del Partido de la Liberación Dominicano y la del Partido Revolucionario Dominicano.
Los gobiernos del PLD se han preocupado por aplicar políticas sociales. Los del PRD se han mostrado insensibles a las necesidades de los más pobres.
Al año siguiente, en el 2010, la economía dominicana retomó su senda de crecimiento. El PIB aumentó en 7.8%, logrando que todas las actividades económicas mostraran señales de recuperación, en un marco de estabilidad de precios y de la tasa de cambio.
En el 2010, la inflación fue tan sólo de 6.24%, y la tasa de cambio cerró en 37.04 pesos por dólar.
Este comportamiento macroeconómico fue promovido en gran medida por una política fiscal que, durante la primera mitad del año, estuvo fundamentada en el aumento del gasto público, conforme a lo pautado en el programa con el Fondo Monetario Internacional.
Sin embargo, influido por el debate que se realizaba en el marco del G – 20, el FMI realizó un cambio en la orientación de su política, que en lugar de ser fiscalmente expansiva, ahora, al revés, estaba dirigida a restringir el gasto público.
Como consecuencia de ese cambio de orientación en la política del Fondo Monetario Internacional, de los meses de julio a diciembre del 2010, el Gobierno tuvo que recortar el gasto público en 40 mil millones de pesos, hecho sin precedente en la historia financiera nacional.
En el transcurso de este año, el Gobierno ha continuado con su política de restricción del gasto, el cual se estima que sería de un monto de 20 mil millones de pesos.
Esto es importante destacar, ya que, en ocasiones, algunos de nuestros más enconados detractores sostienen que a pesar de la crisis económica mundial, que ellos reconocen, el Gobierno, sin embargo, ha mantenido una actitud de dispendio y despilfarro.
Nada más lejos de la verdad. Todo lo contrario. Este es el gobierno que ha asumido con mayor responsabilidad el manejo del gasto público en un contexto de crisis mundial.
Ahora, imagínense ustedes lo que habría sido la actual situación bajo un gobierno del Partido Revolucionario Dominicano.
¡Sería la República de Sálvese Quien Pueda!
Y no puede ser así. El país no se merece tan funesto destino.
Pero además del fuerte ajuste a que el Gobierno ha debido someterse para mantener el acuerdo con el FMI y garantizar la estabilidad macroeconómica, hay otros retos que las actuales autoridades han tenido que enfrentar en el curso de los últimos dos años.
Entre esos, cabe mencionar el retorno del alza de los precios de los combustibles y de los alimentos.
Esas alzas, como ya sabemos, no obedecen, en su esencia, a un problema de oferta y demanda en los mercados internacionales, sino a la especulación financiera sobre los mercados de futuro que hemos venido denunciando en el plano internacional, como una práctica lesiva al desarrollo de los pueblos.
Para este año, 2011, se proyecta, en promedio, que el precio internacional del petróleo será de 106 dólares el barril, un incremento de más de 35% sobre el valor promedio del año pasado.
Esto provocará un impacto negativo de unos 1 mil millones de dólares en la cuenta corriente de la balanza de pagos.
Por otra parte, se perfila que los precios internacionales de las principales materias primas alimenticias registrarán alzas promedios superior al 42% en el caso de los cereales y de más del 26% en el caso de las oleaginosas.
El alza de los combustibles tiene un efecto directo sobre el sector energético, el sector transporte y el sector productivo nacional.
En lo que atañe al sector energético, el incremento de los combustibles ha significado más que duplicar las transferencias que se había contemplado en el presupuesto nacional.
De 470 millones de dólares se pasará a cerca de 1 mil millones de dólares al sector eléctrico.
Con la finalidad de proteger a los hogares, el Gobierno absorbió durante algún tiempo los incrementos de los combustibles y se esforzó en evitar un aumento en la tarifa eléctrica.
Sin embargo, llegó el momento en que por la magnitud e intensidad de las alzas de los precios del petróleo, esto se hizo insostenible, ya que debilitaba las finanzas públicas y ponía en riesgo la estabilidad macroeconómica.
Igual ha ocurrido con el sector transporte. Conforme a la Ley de Hidrocarburos, los precios de los combustibles a nivel nacional se establecen en relación con los de los mercados internacionales.
Sin embargo, los precios internacionales del petróleo y sus derivados han aumentado en forma tan desorbitada, que hacen imposible traspasar cada semana a los consumidores dominicanos la totalidad de esos incrementos.
Para atenuar el efecto de esas alzas desmedidas de los precios internacionales, el Gobierno absorbe una parte de las mismas, lo cual ha originado una deuda con la Refinería Dominicana de Petróleo, que en estos momentos se encuentra cerca de los 2 mil millones de pesos.
Eso es algo que no sabe la población dominicana, y que debemos explicárselo. Que el Gobierno, hasta ahora, ha protegido con 2 mil millones de pesos al sector transporte y a la ciudadanía en general, al no traspasarle la totalidad del incremento de los precios del petróleo.
A pesar de la pesadilla que ha significado la crisis económica mundial, en la República Dominicana no hemos cesado de avanzar en nuestros proyectos de desarrollo nacional.
Durante esta gestión de Gobierno, se han construido carreteras, puentes, escuelas, hospitales, acueductos y viviendas.
Durante este Gobierno, se ha construido la carretera San Cristóbal – Baní. Se ha construido la del 15 de Azua a San Juan; y la de San Juan a Barahona.
Durante la gestión de gobierno del Partido de la Liberación Dominicana, se ha construido la Carretera Santo Domingo – Samaná; la de Casabito – Constanza; y se ejecuta en estos momentos la de El Río – Jarabacoa y el Boulevard del Atlántico.
Se avanza en la terminación del proyecto Corredor Duarte y se activa el de Viadom, el cual incluye la construcción, rehabilitación y mantenimiento de 269 kilómetros de los tramos viales más importantes del país, la Circunvalación de Santiago y la ampliación de la Carretera Navarrete – Puerto Plata.
Actualmente se realiza, en forma acelerada, la Carretera de El Coral, así como el Boulevard Punta Cana – Uvero Alto.
Se han puesto en funcionamiento los acueductos de la Línea Noroeste (Primera y Segunda Etapa); Barreras de Salinidad en el Gran Santo Domingo; Acueducto del Suroeste; San Francisco de Macorís; San Cristóbal; La Romana; Nagua y Samaná, entre otros.
Se construyó y se puso en operación la presa de Pinalito; y se encuentran en proceso de construcción las de Pinalito, La Placeta y Monte Grande.
Se puso en funcionamiento la Autopista Eléctrica del Cibao.
Se han realizado varios proyectos de construcción de viviendas.
Se han inaugurado diversos puentes. Se han construido centenares de escuelas y reparado miles de aulas. Se han puesto en funcionamiento decenas de hospitales y clínicas rurales.
Se ha hecho una revolución en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, con la construcción de diversos centros regionales. Se ha innovado con la creación de las Farmacias del Pueblo y se ha construido el Metro de Santo Domingo, que transporta mensualmente a dos millones de usuarios.
En fin, la crisis económica mundial no ha impedido que el Gobierno del PLD haya continuado su labor de progreso a favor de las mayorías del pueblo dominicano.
Las mayores dificultades las hemos encontrado en las transferencias que el Gobierno debe hacer al sector eléctrico nacional y al Banco Central, que son una herencia de la mala gestión de nuestros antecesores en la dirección de la vida pública del país.
Si el gobierno del PRD no hubiese firmado el Acuerdo de Madrid no se habría estancado la inversión privada en las áreas de generación y distribución eléctrica, y, por consiguiente, no habría habido necesidad de realizar el nivel de transferencias de fondos que durante los últimos años se ha tenido que hacer a la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales.
Desde el 2005 al 2010, el Gobierno dominicano ha transferido a la CDEEE, 158 mil 500 millones de pesos.
De igual manera, como resultado del desacertado manejo de la crisis bancaria interna del 2003, el Gobierno dominicano se ha visto obligado a transferir recursos al Banco Central, desde el 2006 a la fecha, de 35 mil 500 millones de pesos.
Si sumamos las transferencias al sector eléctrico y al Banco Central, veremos que totalizan, entre el 2005 y el 2010, 194 mil millones de pesos.
Señoras y Señores, con esos 194 mil millones de pesos que hemos tenido que transferir, el Gobierno habría podido realizar algunas de las siguientes medidas:
- Haber llevado la inversión en educación no sólo al 4% del PIB, sino al 5.1%, en los últimos tres años.
- Haber construido 7 líneas del Metro de Santo Domingo.
- Haber pagado el 50% de la deuda externa.
- Haber incrementado el monto de la Tarjeta Solidaridad de 1 mil 400 millones de pesos a 3 mil 300 millones de pesos.
Sin embargo, nada de esto ha podido realizarse debido a la herencia nefasta recibida de la gestión de gobierno del Partido Revolucionario Dominicano.
Con la colocación de los 500 millones de dólares de los bonos soberanos en los mercados internacionales, el desembolso de 340 millones de dólares del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo y los 25 mil millones de pesos que serán colocados en el mercado local, nos proponemos cumplir, en el transcurso de este año, con los compromisos establecidos en el Presupuesto Nacional.
Con los 7 mil millones adicionales en bonos que serán aprobados por el Congreso Nacional, procederemos al pago de deudas contraídas con productores, contratistas y proveedores de bienes y servicios al Estado dominicano.
Con los recursos previamente indicados, tenemos como meta promover mecanismos de fortalecimiento a la seguridad ciudadana, muy especialmente a la ampliación del programa Barrio Seguro.
Pero, de igual manera, fortaleceremos la producción agropecuaria para garantizar la seguridad alimentaria de nuestra población más vulnerable. Reforzaremos el Plan Social de la Presidencia, los Comedores Económicos, el Inespre y las Plazas Agropecuarias del Ministerio de Agricultura.
En cada una de las provincias continuaremos con nuestros programas de desarrollo comunitario.
Para el mes de octubre de este año, daremos inicio a la segunda etapa del Plan Nacional de Asfaltado y Bacheo, y por lo tanto, completaremos la pavimentación de las calles de los municipios que no pudieron ser completados en la fase anterior.
Terminaremos un conjunto de carreteras secundarias que comunican a diversas comunidades del país.
Se llevará a cabo un plan intensivo de rehabilitación de caminos vecinales en todo el territorio nacional.
Está ya en ejecución un ambicioso proyecto habitacional en 20 provincias.
Terminaremos diversos acueductos en fase de construcción. Se dará solución al problema de aguas residuales con la instalación de plantas de tratamiento.
Se concluirán los proyectos de construcción de muros de contención para protección de las comunidades que habitan a orillas de los ríos.
Pondremos en marcha un proyecto para la terminación de los multiusos a nivel nacional.
Continuaremos con la construcción de escuelas, liceos, hospitales y clínicas rurales, actualmente en proceso de realización; y completaremos los Centros Tecnológicos Comunitarios.
En resumen, compañeras y compañeros, pueblo dominicano, con la aprobación de las revisiones quinta y sexta del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la economía dominicana entra en una nueva dinámica.
Ahora, iniciamos una nueva etapa de mayor activación en la realización del conjunto de proyectos a que he hecho referencia.
La crisis económica mundial no va a desaparecer del horizonte en los meses por venir. Los precios del petróleo y de los productos básicos continuarán siendo una amenaza.
Pero el Gobierno, junto al pueblo, no desmayará en buscar siempre las soluciones más adecuadas a los distintos problemas que agobian a la sociedad dominicana.
Por su parte, el Partido de la Liberación Dominicana se mantendrá vigilante frente a la demagogia, la manipulación y los intentos de confundir al pueblo dominicano en sus esfuerzos por construir una mejor nación.
Como dijera Abraham Lincoln, ese gran estadista de dimensiones históricas, “Se puede engañar a una parte del pueblo, todo el tiempo. Se puede engañar a todo el pueblo, una parte del tiempo. Lo que no puede hacerse es engañar a todo el pueblo, todo el tiempo. ”
Estamos convencidos que con nuestro esfuerzo, con nuestro trabajo y nuestra dedicación, el pueblo siempre conocerá la verdad. Jamás será objeto de engaño, confusión ni desorientación, pues como en diversas ocasiones expresara el guía espiritual de nuestro Partido de la Liberación Dominicana, el profesor Juan Bosch, el pueblo dominicano es un pueblo tan inteligente, tan perspicaz y tan clarividente que conoce al cojo sentado y al ciego durmiendo.
¡Qué viva la República Dominicana!
¡Qué viva el Partido de la Liberación Dominicana!
Muchas gracias.
Buenas noches.

jueves, 21 de julio de 2011

Sobre WikiLeaks y el Club de los Idiotas


El rancho está ardiendo. Por todos sus vericuetos, por todos los poros, parece salir fuego. Ellos se hacen los indiferentes, miran a otro lado e intentan apagar, a golpe de palabras, un juego que consumirá mucho más que simples reputaciones.

WikiLeaks por fin llegó, llegó. Aparece, eso sí, en un momento casi macabro, de excepción. Y es que, con la política comenzando a agitarse, es de fábula que se conozcan los yerros de funcionarios, ex funcionarios y demás prohombres de la sociedad dominicana.

Hoy comenzamos por descubrir el lado menos amable de una justicia que, definitivamente, nunca ha sido justa. Eso lo intuíamos pero ahora, de repente, nos dan claros motivos para confirmar las teorías erráticas que se escuchaban cual ecos lejanos desde el corazón de la Suprema Corte de Justicia.

Son muchas las cosas que no se dirán del Poder Judicial. Pero la batalla que se gesta allí no es sana. La Suprema y la Procuraduría General también tienen sus pugnas. Todos quieren controlar el sistema judicial. Algunos se benefician. Otros se conforman con el poder.

De cualquier manera, ahora que se discute la conformación del Tribunal Constitucional, el Tribunal Superior Electoral y la mismísima Suprema Corte de Justicia es muy oportuno que salgan estas cosas a flote. Con ellas se engrosa la romorología cotidiana, al tiempo que se descubren nuevas e insospechadas amistades.

Hasta esta mañana nunca habría imaginado a Jorge Subero Isa defendiendo así a Rafael Luciano Pichardo. De muchos es sabido que entre ellos la relación nunca ha sido estupenda. Pero amén, dejemos pasar a pesar de que el cable es tremendo.

Mañana no habrá un nuevo cable de WikiLeaks. Habrá que esperar hasta la próxima semana. Mientras llega, muchos temblarán al imaginar sus nombres plasmados en alguno de los diarios nacionales. A otros, quizás la mayoría, igual no le importe. Total, dirán, al dominicano lo mismo le da.

La sociedad, o una parte de ella, está harta de tanto dispendio y tanta corrupción. Pero hay otra a la que todo le da igual. Son muchos de los que cogen la borona, tienen contratas, amigos, canchanchanes, amantes... algo que agradecerle al caos y el abandono.

Pero también queda un grupo que no es capaz de ver nada. Agotados, estresados, luchando por sobrevivir, pasarán de lo que diga WikiLeaks. Esos, que son muchos, son los que tranquilizan a quien protagonizarán estos escándalos.

Es que la mayoría silente, la que pena y divaga, poco puede pensar en lo que la corrupcíón le quita. Sus problemas, los de verdad, se llaman electricidad, comida, seguridad, trabajo... ¿qué les va a importar que alguien mienta?

Los últimos seremos nosotros. Aquellos que hoy formamos oficialmente el Club de los Idiotas. Conocemos la realidad, conocemos a los protagonistas y no caemos en su juego. Escuchamos cómo nos mienten y nos quedamos preguntándonos, ¿somos o nos hacemos los pendejos?

Aunque no somos idiotas en la vida real, todos nos tratan como tal. Y es que aún no tenemos fuerzas para hacer nada. Pocas de nuestras voces se escucharán y, por tanto, todos pensarán que no nos damos cuenta de lo que pasa. Total, si la sociedad calla, ¿no será porque de verdad es tonta?

Eso es lo que me preocupa de WikiLeaks: que sea un escándalo pasajero y que no vaya más allá de un señalamiento temporal. Conociendo a los dominicanos, y sabiendo que aquí todo pasa con más pena que gloria, nadie puede dudar que estos cables no sirvan de nada. Los primeros, ¿de qué sirvieron? Ya se han olvidado.

Veremos qué pasa con el WikiLeaks a ritmo de campaña. El PLD o el PRD se servirá con el cucharón con estos cables. Será el más honesto de ellos. ¿Alguien se atreve a apostar? Yo, como soy idiota...

Mejor una letra, una vida nueva, que un museo


Lo toma entre las manos. Mas no le dice nada. Sus colores, los dibujos, le llevan a soñar; las letras, esas que quisiera entender, no son más que un enigma que aspira descifrar.

Tiene diez años pero aún no va a la escuela. El trabajo, la vida, la familia... el peso de la pobreza no se lo ha permitido. El sólo puede recorrer las calles, con su caja de limpiabotas a cuestas, y pensar en que algún día quizás pueda estudiar.

Mientras sueña con ello, tal vez camine frente al Centro Cultural de las Telecomunicaciones (CCT), un museo que costó RD$400 millones. Al verlo, él no sabrá lo injusto de esa infraestructura. Y es que, ¿cómo un niño puede imaginar que con el dinero que costó dar vida a ese museo se pueden construir 40 escuelas?

Amén de lo relevante o no de la obra, o lo muy visitada que pueda ser, duele ver que en un país de tan pocas oportunidades y tantas injusticias se tire el dinero en cosas tan absurdas. Aquellas que, por demás, representan un gasto que se traduce en que los ciudadanos nos ajustemos cada vez más los delgados bolsillos.

Si a este gasto le sumamos el de los mil millones del parqueo de la UASD, algo incomprensible en una estructura como esa, tendremos que el Gobierno dominicano pudo haber construido 140 nuevas escuelas con ese dinero. Otra opción pudo haber sido desarrollar un programa de alfabetización o destinar esos recursos a la capacitación de mejores maestros. Muchas son las cosas que se pudieron haber hecho. Todas más prioritarias que un museo o un parqueo. Darle educación a alguien, aunque no se vea, es más importante: se llama darle un futuro, a través de un presente mejor.

viernes, 15 de julio de 2011

Cuando a golpe de puros sueños se tiene que vivir

Ayer era un día perfecto. El sol, radiante, contagiaba su energía a todo el que tocaba. Sin nubes, ni dilemas, nada hacía pensar que algo desagradable sucedería.

Entonces apareció ella, lacerante, en letras grandes e imponentes. Anunciaba, con descaro, lo que podría ser nuestra próxima desgracia: subirán las tasas de interés y se liberalizará la tarifa energética, es decir, se aplicará un mecanismo que transferirá el aumento de los costos directamente a los consumidores. Todo esto gracias al salvador del momento: la carta de intención del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Leer esto dos días después de un paro nacional que se cumplió en un 95% fue un duro golpe moral. Al gobierno, definitivamente, ya no le importa nada. Leonel Fernández se va y está dispuesto a todo.

Si a una reforma fiscal que ha aumentado bastantes cosas se unen el aumento de las tasas y las subidas medalaganarias de la energía eléctrica (será como la gasolina, que sube al antojo gubernamental) el efecto será demoledor: viviremos sólo para pagar las deudas y los combustibles.

Esto, ¿es el castigo por decirle al Presidente que estamos cansados? O, ¿es la fórmula macabra para joder al que venga detrás de él? Todo indica que Leonel está trabajando para el 2016. Nueva vez, quiere “salvarnos”. Mientras, apela a que seamos realmente miserables.

Duele saber que quien nos prometió tanto sólo nos permita soñar. Es lo único que no nos puede robar. Nos ha quitado la posibilidad de parir, de comprar un apartamento o hacer cualquier cosa que requiera ingresos. Ahora también se lleva la esperanza. Tocará dormir. Ni modo.

viernes, 8 de julio de 2011

Incendiemos la conciencia nacional


La ciudad despertará en calma. Como cualquier día, abriremos los ojos y veremos el sol saludándonos con dulzura. Será lunes, haremos nuestro mejor esfuerzo por sonreír y nos dispondremos a iniciar la semana.

Al mirarnos al espejo, al recordar que es 11 de julio, tocará pensar qué hacer. ¿Apoyamos el paro general o continuamos con la rutina del día, ignorando el llamado, como si no pasara nada?

Con la duda servida, y la imagen de lo que viviremos, toca preguntar: ¿hay una verdadera razón para irse a huelga? Analicemos en frío, tranquilamente, para ver a qué conclusión llegamos.

Quizás nuestra propia rutina puede servinos para ello. Comencemos por la ducha, que es la forma de iniciar cada día. Puede que el lunes, como alguna que otra jornada sucede, no tengas energía eléctrica y te toque una tanda de cubitos. Ese instante, ¿qué implica?

Con todo y el piquecito que tendrás te dispondrás a salir. El Conep, los legisladores, los funcionarios y algún que otro sindicalista te convencieron de que no es oportuno irse a un paro de labores. Te vestirás, sudando, pero irás al trabajo de todas formas.

Al salir de casa puede que descubras que hay tres nuevos hoyos en el camino. Con suerte, no caerás en ninguno. De lo contrario, podría tocar cambiar alguna pieza del carro. Pero no pasa nada. Eso se sumará a los costos de los combustibles que suelen subir cada semana, por lo que hay que tomarlo con tranquilidad.

Por suerte ahora no hay clases y llegas más rápido al trabajo, piensas al tiempo que echas una maldición. Rayos, si la colegiatura aumentó un 20% este año. Y no hay más remedio: se paga o se paga. La educación pública en este país no es una opción. Por tanto, ajo y agua (el Consejo Nacional de Educación se pronunció contra el alza sólo si los colegios no pueden justificarla).

Te pones a escuchar música. No vale la pena amargarse por cosas inevitables. Trabajas, haces todo lo que está de tu parte y sales, con dolor, al supermercado. ¡Cuántas cosas han subido! ¡Hasta el pollo, que es lo más corriente! ¡Maldito paquetazo! No es posible seguir así. Tenemos que hacer algo. ¿Nos seguirán fastidiando? A la par que te preguntas todo eso te dices, ¿hoy no era el día para hacerlo?

Esas y otras muchas razones hay para apoyar el paro del lunes. Por todo el endeudamiento y el estilo de vida de unos funcionarios que trabajan para sí y se olvidan de nosotros. Es hora de que le digamos al Presidente que estamos contra su política económica y que nos hemos cansado de que pierda el tiempo viajando. Que entienda que queremos soluciones, no más excusas.

En un país con tantos problemas hay mil razones para protestar. Pero aún no nos damos cuenta. Por eso tantos se quedan tranquilos, como si el problema fuera de unos pocos. No entiendo que el dolor de todos sólo le llegue a unos tantos.

Sé que muchos piensan que una huelga es quemar neumáticos, enfrentarse a la policía y hacer desastres. No me refiero a hacer eso. Hablo de cruzar los brazos, quedarse en casa y detener el país por un día. Entiendo que es la conciencia nacional lo que tenemos que incendiar: hacer que la gente entienda que es hora de decir basta, está bueno. Todos debemos hacer algo para cambiar esto.

No es provocando desórdenes sino generando otra visión. Es concientizando y elevando el nivel de los ciudadanos. Es lograr que seamos más críticos y menos conformistas. Es que seamos más dominicanos y menos pendejos.

martes, 5 de julio de 2011

¿Cuándo las mujeres seremos libres?


Navegar en el pasado es una de las peores costumbres que tiene el ser humano. Lo que pasó, pasó y debe dejarse atrás. A veces, sin embargo, hay cosas del ayer que deben ser retomadas. Las letras, por ejemplo, son una de ellas.

Si bien es cierto que las experiencias recorridas nos sirven para crecer, los artículos de ayer son un excelente espejo para el espanto. Y es que, tomando cosas que uno escribió, cada día se puede comprobar que no avanzamos nada como sociedad.

Hoy, tras un tweet del diputado Pelegrín Castillo, quien me dijo que "El derecho a la vida del no nacido es superior a los derechos reproductivos, en una jerarquía de bienes jurídicos", recordé algo que escribí hace un tiempo. Lo busqué en internet y resulta que se publicó el 3 de agosto del 2006, es decir, hace casi cinco años. Desde entonces no hemos avanzado nada.

Y es que a las mujeres no nos quieren permitir que decidamos cuándo parir o no. Nos quieren obligar a tener hijos en condiciones terribles, tales como una violación, un incesto o una malformación genética. También que apostemos a la vida de un bebé que no ha nacido en lugar de la nuestra, en caso de que corramos peligro de muerte. Lamentablemente no estoy de acuerdo.

Cada quien debe tener la potestad de decidir sobre su cuerpo. No creo en abortar por abortar, en caso de hijos no deseados o no esperados pero concebidos por relaciones consentidas, pero esa también es una decisión personal.

Pero la resistencia, sobre todo de los católicos cerrados, incluye hasta la anticoncepción. Y ya eso raya en el ridículo. Pero hasta ahí nos pretenden limitar. ¿Cuándo las mujeres seremos libres?



El aborto de la isla


Los fríos barrotes me acogieron de repente. Estaba sola, humillada y lista para perder la libertad así como había perdido la paz y la dignidad. Pero lo que me dolía era el alma. Y el dolor era tal que, en un instante y sin darme cuenta, desperté del ciego sopor en el que me encontraba.

Todo había sido, para mi tranquilidad, una pesadilla. Nítida, la recordé y anoté cada detalle. Por algo había llegado. Quizás, para que la compartiera hoy.

Mi desgracia comenzó una noche cualquiera. Salía de la universidad y alguien, abusando de mi soledad, se hizo con mi cuerpo a pesar de que no era mi voluntad. No le conocía de nada pero me dañó para siempre.

Un mes y medio después supe que estaba embarazada. No era de mi novio, estaba claro, porque él había estado lejos. El horror se apoderó de mí y, en contra de los principios y la misma ley, decidí abortar ese hijo que no deseaba ni podría amar jamás.

Algunas personas intentaron disuadirme. Los legisladores, me recordaban, habían penalizado el aborto en todas sus aplicaciones (hasta el terapéutico). Yo les respondí lo siguiente: ¿puede un hombre, que no sabe lo terrible que resulta una violación, decirme que estoy obligada a tener el producto de un delito?

Imaginé mis nueve meses de gestación y el parto posterior.

Fue un martirio. También el pensar en quedarme con ese hijo al que odiaba porque me recordaba el peor momento de mi vida. ¿Qué hacer? Dejarlo en un albergue. Tampoco fue una opción alentadora: ¿cómo dejar a un niño, que no tiene la culpa de nada, a merced de los peligros que se encuentran en esas instituciones (desde el abuso hasta la miseria)?

No había más opción. Tendría que abortar. Y lo hice. Por eso, porque en la clínica se dieron cuenta de que había tomado algo para interrumpir el embarazo, terminé en la cárcel. Una enfermera, puritana, me denunció a pesar de los cinco hijos que tiene pasando hambre -y el sexto que está a punto de nacer-.

Soy asesina, me dije, por unos legisladores que no entienden mi dolor. Y desperté. Aliviada y preocupada, toqué mi vientre y en él no había nada; sólo era un atisbo de indignación lo que me quemaba el cuerpo.

Pero la indignación tenía más de un motivo. Amén del aborto, que me parece debe dejarse a opción de la mujer y no de la Iglesia o del Estado, también me sentí traicionada por la aprobación de la isla artificial y por los préstamos del metro y la Policía Nacional.

La verdad es que los congresistas se la lucieron en su última legislatura. Nos fastidiaron, de mala manera, aprobando todo aquello que supuestamente no iban a dejar pasar. ¿Qué les hizo cambiar? Hubo un estímulo externo, supongo, de muchísimo peso.

Es que sólo así se entiende que aprobasen un préstamo para que una empresa de muy dudosa reputación haga la compra de los equipos. Lo peor es que esa empresa, cuyo único trabajo será la mediación, se forrará con el contrato.

Estas son cosas que no deberían suceder. Pero, ¿cómo evitarlo si el Gobierno sabe que por más que nos quejemos, al final aceptaremos lo que haga? Nuestra sociedad, la culpable de todo, sufre de una terrible dolencia: la indiferencia. Cuestiona, a veces, pero nunca impide nada.

No lo hizo con el metro ni lo hará con la isla (un proyecto que sí se debió abortar porque puede traer una estafa). No lo hará con el aborto ni con la Policía. Tampoco con el toque de queda que nos han impuesto (puedes salir pero te chequean cual delincuente en cada esquina y, si estás cenando sin beber, cierran el lugar en el que estás).

Nos quitan las libertades y nos regalan los absurdos. Menos mal que la semana pasada tuvimos a Ricardo Arjona aquí. Eso fue lo único bueno que pasó. Por lo demás fue una auténtica pesadilla. Aquella que, en lo que al aborto se refiere, nos habla de una doble moral que ata y condena a las mujeres, aunque sean las víctimas.

Unas víctimas que no tienen voz. Tampoco oportunidad de contracepción. Todo por la Iglesia, y que me perdone el cardenal, que ni lava ni presta la batea: sólo juzga, sin educar, y nos estigmatiza.

lunes, 4 de julio de 2011

A 29, a 50... el PRD


Hoy es uno de esos días que se graban a fuego y sangre en el corazón de la gente. Era pequeña, tenía nueve años, cuando el país se removió a causa de la conmoción: el presidente Antonio Guzmán, ese que había hecho tan felices a los dominicanos porque les había regalado la libertad que Joaquín Balaguer les había robado durante 12 años, ya no vivía.

Si saberle muerto fue difícil de entender, más chocante resultó ser escuchar que se había suicidado. Muchas teorías se han tejido en torno a su muerte, que fue un día como hoy hace 29 años, pero lo cierto es que sin importar lo que pasó él ha sido el mejor Presidente que ha tenido la República Dominicana.

Y es que Guzmán no sólo fue el que acabó con las fuerzas militares y policiales que tenían al país amedrentado y callado. También fue que promulgó la Ley de Amnistía, sacando de las cárceles a los presos políticos y permitiendo que los exiliados políticos pudieran volver. Además derogó todas las medidas que limitaban las libertades de los ciudadanos.

Visto los hechos, partiendo de que fue un Presidente tan ético que decidió morir por lo que creía, siempre tendremos una deuda con él. Probablemente, sin embargo nunca la saldaremos.

Quienes sí deberían hacerlo, sobre todo un día como hoy, son los militantes de su Partido Revolucionario Dominicano (PRD), quienes están llamados a seguir el ejemplo del que sí es el Padre de la Democracia Dominicana.

Amén de los títulos, porque da igual que se lo den o no, Guzmán es el único Presidente al que no le podemos enrostrar más errores que aciertos. Es el paradigma, el que nos dice que las cosas sí se pueden hacer bien. Pero, ¿cuándo volveremos a tener uno como él?

Dos presidentes más ha tenido el PRD, ese partido que fue fundado por el profesor Juan Bosch en el año 1939 pero llegó del exilio el 5 de julio de 1961. Es decir, hace 50 años.

Ni Salvador Jorge Blanco ni Hipólito Mejía tuvieron la estatura de Antonio Guzmán. Sus nombres pasaron a la historia pero sus historias no calaron en nosotros de la misma manera. Mientras los dos primeros dejaron un recuerdo amargo (las revueltas del 24 de abril y las crisis económicas, por citar sólo dos), el último nos dio la mayor lección de dignidad que hemos visto como nación.

Si bien es cierto que en todos los partidos hay de todo, hoy es al PRD al que le toca revisarse. Este es el momento ideal para ello porque julio es el PRD o el PRD es julio: mientras el 4 se recuerda a Guzmán, el 5 es el día en el que comenzaron a trillar su camino dentro del país.

Durante estos 50 años han pasado muchísimas cosas. Pero los retos que tienen en lo adelante son aún mucho mayores. Y es que, con una sed de poder que tiene ocho años ya, hoy corresponde al partido plantearse cómo controlaría a su gente en caso de ganar las próximas elecciones.

Con un candidato repetido, el PRD tiene que pensar muy bien las cosas. Su apuesta, la única posible, es al cansancio de la gente. Pero esa apuesta conlleva sus riesgos.

Pero en República Dominicana todo es posible. Si Joaquín Balaguer volvió al poder después de los terribles 12 años, no puede extrañarnos que Hipólito Mejía vuelva a gobernarnos.

De cara a ello, el PRD tiene que hacer bien su tarea. Toca volver al pasado. Refugiarse en la imagen de Guzmán y de ese Angel Miolán que llegó hace 50 años. Vuelvan al origen, a los principios, a lo que debe ser un partido: una organización que se deba al pueblo, al país, y que invierta en desarrollarlo.

La República Dominicana necesita que alguien le ampare. No sé cuándo ni quién lo hará. Quizás es alguien joven, que emerja un día. Pero también pueden ser los de siempre. Sólo basta que se decidan. Que hagan las cosas diferentes. ¿Es que cuesta tanto?

viernes, 1 de julio de 2011

Huyamos del "macho", por favor


Las lágrimas que más lastiman corren por dentro. Son aquellas que destrozan el corazón, quiebran el alma y te dejan sin palabras. Llegan solas, se instalan sin que te des cuenta, y comienzan a lacerarte poco a poco.

Puede venir de la mano de mil frases humillantes, de un golpe propinado por él y hasta por el desdén rutinario de esa nada que le regala a tu cuerpo... no hay una sola forma de eso que sólo tiene un nombre: violencia de género.

Reconocerla y aceptarla es uno de los caminos más tristes que puede recorrer una mujer. Nadie está preparado para ser destruido por quien más ama. Por eso, cuando estamos frente a esa realidad, la ignoramos como si al no aceptarla no sucediera. Es entonces cuando llega la tristeza.

Al principio no dirás nada. Como no aceptas lo que sucede, no hay nada que decir. Pero tu mirada no brillará jamás. Te verás opaca, disminuida... como si apenas fueras una estela de algo desconocido. No entenderás la vida y sólo sabrás que quieres sentirte mejor, que necesitas salir de ese círculo vicioso. No te atreverás.

Aguantarás. Seguramente mucho. Y cuando toques fondo, al ver que ya las lágrimas sí salen y pueden llenar mares, empezarás a preguntarte qué y por qué sucede. Hablarás en voz alta y alguien te dirá que esos desmanes del hombre que vive a tu lado no son normales. Te costará aceptarlo. Pero tienes que hacerlo. Si no, puede que jamás aprendas la lección: uno de sus ataques de ira puede acabar contigo para siempre.

Muchas mujeres no han sabido, o no han podido, decir adiós en el momento oportuno. Dejar a un hombre violento no es fácil. Tampoco a uno de esos asesinos psicológicos que te reducen a un punto tal que terminas siendo una sombra de ti misma.

Pero hay que hacerlo. Las mujeres no podemos ser aguantando. Sufrir no es normal, no es justo. Nadie se merece ser lastimado. ¿Es que nunca lo entenderemos? ¿Por qué diablos nos cuesta tanto comprender que tenemos derecho a ser felices o, al menos, no ser maltratadas?

Hoy murieron dos jóvenes más. Una es Arelis Herminia Castro Nicasio, de 26 años; y la otra Wendy Mercedes Tapia Claudio, de 21. Con ellas dos, ya son al menos cuarenta las mujeres que mueren a manos de sus parejas en lo que va de año.

Leer esto ha removido muchas cosas en mí. Y es que esta mañana escuché una canción. Se titula "Que nadie" y la canta Manuel Carrasco. Dice lo siguiente:

"Empezaron los problemas
se enganchó a la pena
se aferró a la soledad
ya no mira las estrellas
mira sus ojeras
cansada de pelear.

Olvidándose de todo
busca algún modo
de encontrar su libertad
el cerrojo que le aprieta
le pone cadenas
y nunca descansa en paz
y tu dignidad se ha quedado esperando a que vuelvas

Estribillo

Que nadie calle tu verdad
que nadie te ahogue el corazón
que nadie te haga más llorar
hundiéndote en silencio
que nadie te obligue a morir
cortando tu alas al volar
que vuelvan tus ganas de vivir

En el túnel del espanto
todo se hace largo
cuando se iluminará
amarrado a su destino
va sin ser testigo
de tu lento caminar

Tienen hambre sus latidos
pero son sumisos
y suenan a su compás
la alegría traicionera
le cierra la puerta
o se sienta en su sofa
y tu dignidad se ha quedado esperando a que vuelva".



Esta es la vida de muchas mujeres. Aunque callen, tras una mirada destemplada puede esconderse un grito de auxilio. Reencontrar la dignidad es muy difícil. Mas no imposible. Recordemos siempre que no hay necesidad de aguantar los demanes de esos machos que necesitan imponerse para ser. Una relación que no fluye, y sólo da dolor, es tóxica y no trae más que sufrimiento. Tenemos que aprender a salir del círculo vicioso. Hacerlo es la verdadera victoria. Después, hay un mundo maravilloso por descubrir. Háganlo, por favor. Huyan y dénse la oportunidad de vivir una vida de verdad.