viernes, 5 de abril de 2024

Aunque no veas la salida, ella siempre está

Hoy vengo a hablarles desde el dolor. Disculpándome de antemano con su familia, así como con aquellas que han perdido a alguien de igual manera, quiero hablarles sobre un amigo que decidió marcharse hacia el nunca jamás hace 33 años. Se llamaba Alejandro Orsini.

A pesar del tiempo que ha transcurrido desde entonces, cuando estábamos juntos en el Instituto Montessori, sus compañeros siempre lo recordamos. Su partida, durísima, dejó una herida insondable en cada uno de nosotros.

Cada suicidio revive el terrible día en que Orsini se marchó. Ayer, mientras lo mencionábamos en nuestro chat, comenzamos a hablar sobre las carencias de los jóvenes de hoy día (las nuestras eran otras) y la necesidad de estar alerta ante lo que hacen y sienten.

Entonces pasamos a hablar sobre la salud mental. Sin importar la edad, cualquiera de nosotros puede caer en una depresión o tener alguna enfermedad. Los prejuicios, sin embargo, muchas veces nos alejan de los divanes y las consultas a pesar de que la terapia y/o la medicación nos pueden salvar.

Estar en un túnel es muy complicado, lo sé (yo también lo viví). Pero siempre existe una salida para dejarlo atrás. Hay que buscar a alguien en quien confiar, que nos permita hablar y desahogarnos. En el momento en que dejamos salir lo que nos atrapa, ceden los barrotes de la cárcel que nos aprisiona. Aunque no lo creas la felicidad es camino y se traza. ¡Tracémoslo juntos!

P.D. La imagen corresponde al cuadro "El grito" de Edvard Munch.