jueves, 19 de septiembre de 2013

Muere lentamente

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee, quien no escucha música,
quien no halla encanto en sí mismo.

Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del habito, repitiendo todos los días los mismos senderos,
quien no cambia de rutina,
no se arriesga a vestir un nuevo color
o no conversa con desconocidos.

Muere lentamente quien evita una pasión
Y su remolino de emociones,
Aquellas que rescatan el brillo en los ojos
y los corazones decaídos.

Muere lentamente quien no cambia de vida cuando está insatisfecho con su trabajo o su amor,
Quien no arriesga lo seguro por lo incierto
para ir detrás de un sueño,
quien no se permite al menos una vez en la vida huir de los consejos sensatos…
¡Vive hoy! - ¡Haz hoy!
¡Ariesga hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te olvides de ser feliz!

PD: Este poema es de la escritora brasileña Martha Medeiros

viernes, 13 de septiembre de 2013

Señor presidente, haga algo

Hoy la indignación me puede. Sólo bastó con leer lo siguiente: el Ministerio de la Mujer no ha ejecutado ni un centavo del presupuesto de RD$31.1 millones asignados que debería destinar a las campañas de prevención de embarazos en adolescentes y fortalecimiento de la atención de salud sexual y reproductiva durante el período enero-agosto de 2013.

Tras saber eso, en un país donde demasiadas niñas han cambiado las muñecas por penes, es como para levantarse de la silla, tomar el carro y salir hacia el Palacio Nacional para decirle tres cosas al presidente Danilo Medina. Como no se puede, sin embargo, van estas líneas.

Para comenzar, sin olvidar que tenemos el derecho de exigirle toda vez que pagamos los salarios de cada uno de los miembros del gabinete, me gustaría pedirle que sea un poco más duro con algunos de sus funcionarios, quienes evidentemente no están haciendo todo lo que deberían. El Ministerio de la Mujer podría ser buen lugar para comenzar. De hecho, le queda enfrente.

Igual de cerca están los ministerios de Turismo y Economía, cuyos incumbentes ahora andan haciendo política, lo que puede causar que descuiden su trabajo. Si lo hacen, ante la delicada (y no reconocida) situación económica, ¿qué nos va a pasar? Piense en ello y olvídese de que son miembros del Comité Político: que el país esté por encima del partido. Gracias...

Otro espacio que debe mirar con cuidado es Salud Pública. En ese tenor, aunque hay muchas cosas que no tenemos claro porque encontrar al ministro cuesta demasiado (sí, sí, sé que los periodistas no le caemos bien a los funcionarios y que se esconden, algo que no deben pero hacen con frecuencia, hay unas cuantas cositas que quisiéramos comentar. Una de ellas tiene que ver con el dinero: ¿por qué sólo se han gastado RD$200 mil de los RD$20 millones (un 0.8%) que deberían invertirse en el programa de prevención y control de las zoonosis o enfermedades de origen animal?

No sé si la prevención el dengue (¿el mosquito se considera, para estos fines, como un animal?), la rabia, la leptospirosis entrar en este renglón pero asumo que debería, por lo que sorprende que esos chelitos tampoco se hayan gastado.

Lo de Educación es -o sigue siendo- de fábula: hasta ahora solo ha invertido RD$7,621.0 millones de los RD$35,614.4 millones que tiene asignados para el programa de Reparaciones y Construcciones Escolares. Los solares, puede que sean los famosos solares... pero lo cierto es que el atraso es brutal: con un 21.4% a septiembre, es difícil que se ejecuté el 100% este año.

Peor aún es lo que sucede con el programa “Primera Infancia”, destinado a los niños de 0 a 4 años: posee un presupuesto de RD$3,096.6 millones, de los que no se ha gastado nada. ¿Cómo esto es posible?

Por otro lado, mientras me quejaba de estos detalles que fueron dados a conocer ayer en la Cámara de Diputados, me sorprenden preguntándome por personas que están nombradas en el servicio exterior pero que viven tranquilamente en la República Dominicana. No, señor presidente, no se trata del embajador, sino muchos otros cargos menores. Creo que, como Carlos Morales Troncoso está tan ocupado, alguien debería ayudarle a revisar la nómina de Cancillería. Tras hacerlo, bote sin piedad a todo pendejo que esté viviendo aquí y cobrando por "estar allá" (en cualquier lugar de la bolita del mundo al que usted lo haya mandado).

Hoy es un buen día para decir que ya está bueno. Mientras todo sube (TODO, SEÑOR PRESIDENTE, TODO) y uno hace malabares para poder mantenerse más o menos igual, es el colmo que haya gente nombrada en los estamentos del Estado y que no haga lo que está obligada a hacer: ¡su trabajo!

Demasiado nos cuesta mantenerlos a ustedes para que no cumplan con su deber. Mi bolsillo llora cada vez que veo a un funcionario haciendo política o perdiendo el tiempo en sandeces, mientras el país se resquebraja y nadie sale a salvarlo. ¿Usted cree que, con sus intenciones será suficiente? Yo le voy a responder: ¡NO!

Perdone que le haya gritado dos veces. No es mi uso. Pero me da rabia ver lo que está pasando. No dudo de usted. Tal vez lo que le pasa es que se siente presionado por su partido o no quiere granjearse enemigo. Yo lo entiendo. Mas no lo acepto. Su obligación es para con nosotros, los que lo elegimos (hayamos votado o no, que al final cuenta la decisión de la mayoría), por lo que tiene que darnos respuestas contundentes. Sujétese bien los pantalones, como lo hecho en más de una ocasión, y sacuda a este, su Gobierno, que parece morir de aletargamiento. Ya está bueno de ese vivir sin vivir, estar sin estar, como esperando que las cosas sucedan solas. ¡Eso nunca pasa! Si espera que cada cual se ponga a sí mismo en cintura, y haga lo que le corresponde, su Gobierno no será más que una simple hoja en el calendario: algo que está, sin remedio, pero sirve para muy poco.

Sé que usted no quiere fracasar. Nosotros tampoco queremos que usted lo haga. Si Danilo fracasa, fracasa RD. Cada cosa que no usted no pueda arreglar será un pendiente más. Por eso le auguro éxito. Espero que cambie las cosas que están mal. Revise su gabinete, por ejemplo, porque hay demasiada que parecería aburrida de hacer lo mismo durante tanto tiempo. Prueba de ello es que... ¡hacen poco o nada! Escuche, hable con gente que no sea de su partido. Vaya a supermercado y revise los precios. Converse con las amas de casa (puede ir a una plaza, donde además verá cómo languidecen muchos comercios que no pueden vender porque pocos pueden gastar). Acérquese a las personas que no le rendirán culto y le dirán la verdad. Sus testimonios, su indignación y su dolor le permitirán ver lo que sienten los dominicanos de a pie. Esto no está fácil, señor Presidente. Son muchos los miedos y dudas que tenemos. La mayoría de ellos, sin embargo, tiene un origen común: la falta de dinero y de esperanza. Cada vez son más los que se cansan. Algunos ya se han ido. No podemos multiplicar el desaliento. Haga algo, por favor, antes de que todos terminemos rindiéndonos. Todos se lo vamos a agradecer (aunque, al fin y al cabo, sea su trabajo).

lunes, 2 de septiembre de 2013

¡Somos demasiado idiotas!

Es lunes y ya estoy cansada. A pesar de que lo he intentado, hoy no puedo más. Me harté de aguantar callada, intentando no pensar como si ignorándolo dejara de pasar. Hoy toca decir basta. Es demasiado lo que sucede. Cada día, cada semana, cada mes... se hace más difícil. La estrechez se ahonda y uno se pregunta: ¿para qué esforzarse tanto?

Hoy es uno de esos días en que dan deseos de tirar la toalla. Uno trabaja, trabaja, trabaja, y está en el mismo lugar. ¿Cómo avanzar cuando tenemos un Gobierno que nos exprime cada vez más y, mientras eso sucede, nuestro salario se queda igual?

No es fácil pagar cada vez más por la comida, la gasolina, la vivienda... ¡y ahora, por si fuera poco, hasta la energía eléctrica!

Todas y cada una de las medidas que ha tomado nuestro mal querido gabinete económico han sido una bofetada para nosotros: desde la reforma hasta la "contención" del dólar, todo lo que se ha hecho nos fastidia en demasía. Y esta vez, para no variar, volvemos a perder los mismos: los del medio, los de siempre, los que vemos reducir nuestros ingresos a golpe de impuestos y de aumentos.

Ultimamente la tijera es mi gran acompañante. Por recortar, creo que la tendré que recortar incluso a ella. ¡Son tantas las cosas que he dejado de hacer! Al principio no pensaba en ello. Hoy, sin embargo, me enfurece pensar que mientras mis ingresos se esfuman el Gobierno sigue sirviéndose con el cucharón del sancocho: a lo grande, como bien le gusta a los peledeístas, sin recoger un poco su estilo.

De aquellas medidas de austeridad no queda ni la estela. Fue un anuncio, fugaz, como todo lo que signifique ponerle algo de control a lo gubernamental. Los derroches continúan, como el abuso mismo, a la par de nuestra indiferencia. ¿Cuánto más estamos dispuestos a aguantar? Yo me siento al borde del abismo, la verdad, algo que no me sucedía desde aquellos tiempos en que Hipólito Mejía y el Banco Central nos dieron hasta en la madre.

Y no es que Leonel no haya tenido lo suyo, no. Pasa que él, guardando las formas, atajó los aumentos y la carestía para que todo le explotara al que viniera. Seguro pensó que vendría el PRD. Pero no. Es a Danilo al que se le pegará todo lo que estamos sintiendo en este momento (que no es nada bonito).

Lo triste de todo esto es la sensación de abandono. Nadie piensa en nosotros. Ni nosotros mismos, la verdad, nos detenemos a pensar en el que tenemos al lado. Tan insensibles somos, como individuos y sociedad, que permitimos que nos hagan todo lo que quieren: nos abusan, se burlan de nosotros y, en lugar de quejarnos, le lanzamos una tímida sonrisa. Si es que al final, ¡somos demasiado idiotas!