domingo, 30 de enero de 2011

¿Cuándo viviremos frente al mar?


Encontradas, las emociones me hicieron sentir como si estuviera en un parque infantil. Unas veces hubo emoción, otras incertidumbre. Subí y bajé. También me quedé al ras del suelo. En ningún momento, cual si jugara, la indifencia se pudo asomar.

Hacía un tiempo que no me decidía a recorrerle. El ha sido mi amigo, compañero y confidente a través de los años. Aunque a veces le olvide, siempre vuelvo a sus brazos. Y es que el mar, el eterno mar, nunca me ha sido indiferente.

Mi amor por el Malecón es como esos amores difíciles, casi imposibles, que se traducen en un contigo pero sin ti mis males no tienen remedio. Y es que, aunque a veces le odie, siempre vuelvo a él.

La semana pasada volví a él. Y recordé la maqueta que diseñó el Ayuntamiento del Distrito Nacional. ¡Qué bonito es ese proyecto! La imagen que acompaña estas líneas así lo evidencia.

Hasta el momento sólo sabemos que el Ayuntamiento dispone de RD$40 millones para terminar la Plaza Güibia, que está cerrada y con vallas; mientras que el Parque Eugenio María de Hostos, también cerrado, costará RD$78 millones.

El gran proyecto, como le llaman, se podría negociar con la Odebrecht, que ha venido para salvarnos (digo yo), ya que todos los proyectos que se están haciendo ahora están bajo su firma.

Este año el Malecón tendrá una plaza y un parque. Eso, sin embargo, no servirá de nada si no se planifica una estrategia que logre que la gente vuelva a hacer de ese espacio algo suyo.

Para mi generación, y las que me precedieron, el Malecón era punto obligado en los días de infancia en los que el Cinema Centro y el Triple protagonizaban nuestros fines de semana. Al crecer, fue Omar Khayyam, un liquor store (tal vez el primero de la ciudad), donde recalaban todo el que salía en la capital -al principio o al final de la noche pero siempre se pasaba por ahí, aunque fuera a ver si andaba allí fulano o mengano-.

Con el tiempo ir al Malecón se fue volviendo obsoleto. A la sazón de que no se podía parquear, fueron apareciendo otros espacios. Entonces, salvo ima eventualidad, el Malecón quedó como ese lugar en el que veíamos el primer sol de cada año. Y nada más.

El jueves, tocada por la nostalgia, recorrí todos los espacios a los que solía ir en el Malecón. Hoy no tienen alma. Y da pena. Ni siquiera el fuerte de San Felipe, hace unos años convertido en un maravilloso bar que ya desapareció, parece tener vida. Y es que ella, la vida de Santo Domingo, transcurre de espaldas al mar. ¿Cuándo viviremos de frente a él?

Hoy tenemos un Malecón que sólo emociona y habla cuando sus espacios nos llevan al pasado. El misterio se esfumó. Sólo queda mucha soledad, resquicios de oscuridad y una sensación de vejez. Toca hacer algo urgente.

jueves, 27 de enero de 2011

Para educación no, pero sí para los transportistas


Hoy es un buen día para hablar de las luchas perdidas. Todos alguna vez hemos dejado la piel en batallas que estaban predestinadas al fracaso. Jamás, sin embargo, se puede perder la fe cuando se cree en la justicia del reclamo.

Por ello, aunque la caída estaba anunciada, hoy quiero volver a hablar de la Ley de Educación 66-97, que establece que se destine el 4% del Producto Interno Bruto (PIB) o el 16% del Presupuesto, el que fuere más alto de los dos, al Ministerio de Educación.

Y vuelvo al tema, como el perro arrepentido, llamada por la indignación que me provocó la noticia de que el Gobierno gravará con un peso el galón de los combustibles para cumplir con las demandas de los choferes y transportistas.

De esta manera, y aunque la responsabilidad es suya y no nuestra, el presidente Leonel Fernández cumple con las promesas que le hizo a los bien bautizados “dueños del país” el 14 de enero pasado, cuando los choferes y transportistas anunciaron que aumentarían los pasajes.

Al margen de que nosotros tendemos que gastar más dinero por un aumento que de todas formas irá (subir los combustibles es directamente proporcional al alza de todo), es doloroso ver cómo Leonel atiende el reclamo de los necios del transporte en seis días pero es incapaz de hacerlo con quienes duraron meses reclamando el 4%. Él dirá que dio -prometió, en realidad- RD$5 mil millones más a Educación. Yo habría apostado a que cumpliera con la ley. En ese caso no me importaría que subieran los combustibles. Pago con gusto por mejorar la educación. Jamás por que me cojan de pendeja

viernes, 21 de enero de 2011

A pedir "vengano"


Pequeña, ligeramente encorvada y arrugada a más no poder, era de esas personas que no se pueden olvidar. Con su caminar quedo, y una voz que parecía suplicar, iba al encuentro de la Virgen como quien hace el último intento de lograr lo que desea.

Sus deseos eran genéricos. Quería llegar hasta ella, aunque casi no se sostenía en la fila, para pedir por el bien de todos los dominicanos. Tocar la imagen de la Virgen de la Altagracia, como cada 21 de enero, era una obligación. Por conseguirlo, cualquier sacrificio.

"A pedir vengano, que ella nos escucha", me respondió cuando le pregunté por qué había ido a la iglesia a pesar de que no se veía bien. "En ete paí hay mucho problema, hay que pedirle ayuda", agregó aquella señora cuyo nombre no logro recordar.

De aquella escena han pasado ya cinco años. La señora, quizás, aún vaya a la Iglesia Nuestra Señora de la Altagracia a pedir por un país que tiene bastantes problemas más que en el año 2006.

Hoy, aunque no hayamos ido en peregrinación a la Basílica de Higüey ni hayamos participado en una de las tantas procesiones que se han hecho, toca pedirle un milagro a la protectora de la República Dominicana: que nos permita salir bien librados de todas las batallas que se están gestando en la sociedad.

Una de las primeras cosas que tenemos que pedir es que el tema de la reelección desaparezca de nuestras vidas para que no siga ocupando energías que son necesarias para resolver los problemas fundamentales que tiene la nación. Posteriormente, quiero pedir un destello de luz para que ilumine a los congresistas a ver si dejan de andar aprobando tantas tonterías.

Pido por la justicia, la equidad social, la salud, una mejor educación... son tantas las cosas por las que hay que rezar. Mejor pido, como muchos, por el bien de los dominicanos. Espero que este año, en que a pedir "vengano", Tatica nos escuche.

jueves, 20 de enero de 2011

Esta vez, Oppenheimer


Ríos de tinta se han desvanecido en el tiempo. Con ellos, se marcharon las palabras y todo volvió a ser origen, a ser nada. De repente, como siempre, descubrimos la luz en alguien que viene a contarnos qué somos, qué debemos hacer.

Con la llegada de Andrés Oppenheimer, a quien le externo todo mi respeto, volvimos a ser circo y a jugar al tonto. Cual si nunca hubiésemos sabido qué hacer, lo trajimos para que nos dé unas buenas clases de educación. Y así, a pesar de qúe él mismo reconoció que es poco lo que sabe de nuestra realidad, quisimos creer que nos daría la clave para resolver el problema.

Pero resulta que Oppenheimer no nos ha dicho más de lo que ya teníamos claro: hay que invertir en la calidad de la educación; capacitar a los maestros y darles un mejor estatus social.

Son muchos los estudios y diagnósticos que se han hecho del sistema educativo dominicano. También muchas las propuestas que han quedado engavetadas. La última, la más dolorosa, fue la del consultor francés Jacques Attali, quien recomendó elevar el presupuesto del sector al 4% del Producto Interno Bruto (PIB), tal como ordena la Ley General de Educación 66-97.

Mientras a Atalli le pagamos un millón de dólares para que nos dijera todo lo contrario a lo que haríamos; a Oppenheimer lo trajimos para que nos diga que debíamos haber hecho lo que decidimos no hacer.

Entre Atalli y Oppenheimer hay muchas voces criollas que han sido totalmente ignoradas. Tal parece que, en un delirio esnobista y masoquista, el gobierno prefiere hacerse el haraquiri delante de expertos extranjeros que nos repiten las historias que ya nos sabemos.

Pero ¡Basta de historias!..., tal como dice la primera parte del título del libro de Oppenheimer. Estamos cansados de la actitud del gobierno en torno al problema educativo: queremos que los funcionarios dejen los discursos altisonantes, se olviden de los invitados de prestigio y se pongan a trabajar.

De WikiLeaks, Duvalier y lo que pueda llegar


Cuando llegó nadie le esperaba. A pesar de algunas nostalgias que aún provoca, la mayoría ni siquiera le recordaba. Otros, los que sufrieron por él, hubiesen preferido que jamás regresara.

Pero allí está, con su rostro desenfadado, cual si no tuviera ninguna cuota pendiente con el pasado. Veinticinco años después, sin embargo, son muchas las sombras que le corresponde recoger a Jean Claude (Baby Doc) Duvalier.

Hoy es un hombre de 59 años que se ve, incluso, inofensivo. Ayer fue un cruel tirano que llegó al poder a los 19 años, en 1971, tras la muerte de su padre, Francois (Papa Doc) Duvalier, cuya saga continuó predicando con el ejemplo. Ambos son responsables de una de las épocas más oscuras de la historia de Haití, cuando la policía secreta, Tonton Macoute, frenaba los intentos de rebelión y torturaba y mataba a los opositores.

Producto de lo que él representa, a muchos les preocupa su regreso. Pero esa preocupación no es nueva: existe desde el 2006, tal como lo rebeló el “chismoso” del patio mundial: WikiLeaks.

A raíz de ese cable sobre la República Dominicana, cabría preguntarse cuántas cosas más descubriremos cuando se muestren los 1,672 cables que aún faltan. Cada una de ellas será vista de una nueva forma. Y es que, si había alguna incertidumbre acerca de la veracidad de las opiniones de los diplomáticos estadounidenses, ahora se disipará. Con la predicción cumplida, aunque fuere cinco años después, pocos dudarán de la certeza de una diplomacia que afortunadamente no se queda callada.

viernes, 7 de enero de 2011

Sin 4%, intolerancia al 96%


Un día la República Dominicana amanecerá de negro. Las nubes se perderán, el mar se mantendrá helado y los pájaros se quedarán durmiendo para siempre. La noche se adueñará del país y el alma de todos quedará vacía.

Perderemos la esencia, la luz de ese Caribe que nos da energía. Y todo por el odio. El Gobierno, llevado por la ira que siente hacia todo lo amarillo, apagará el sol y con él se irá mucho de lo que hemos amado.

Hoy he confirmado que el rechazo oficial hacia lo amarillo llega hasta límites insospechados. Sólo así se explica que el incidente que tuvo lugar esta mañana cuando agentes de la guarda presidencial impidedían que la periodista Esperanza Ceballos entrara a la Suprema Corte de Justicia (SCJ) porque llevaba un botón y un sticker de la campaña que exige que el 4% del PIB se destine a la Educación.

Al conocer el hecho, no pude más que recodar lo que sucedió cuando oficiales del Palacio Nacional le pidieron a Hamlet Hermann que borrara de su verja un 4% que había puesto sobre pintura amarilla.

En aquella oportunidad se quiso decir que no era una línea bajada por el gobierno. Es más, se dejó entrever que se trataba de un exceso del DNI o de los lambones que rodean al presidente Leonel Fernández.

Ahora, sin embargo, no creo que sea asunto de los responsables de la seguridad del mandatario ni decisión fortuita de un funcionario de turno: todo indica que, como Leonel no puede ni ver el color amarillo, se han dado claras instrucciones para evitar todo lo alusivo a ese 4% que nos han negado. Al hacerlo, el gobierno da muestras claras de intolerancia (a un 96%, que el resto es para la educación).

Qué pena de vivir en un país así. Tan sólo espero que, en su afán de cumplir los deseos de nuestro Presidente, el gobierno no acabe con un color que tanto caracteriza lo que somos; el amarillo es sol, es Carible, es pasión.

jueves, 6 de enero de 2011

Lo del PLD y el reformismo es pura fachada

Aún parecería estar viendo los sonrientes rostros de Reinaldo Pared Pérez y Ramón Rogelio Genao cuando anunciaron que sus partidos, el PLD y el PRSC, habían firmado el “Acuerdo en beneficio de una Educación Digna y de Calidad”.

Dicho pacto, que reivindicó la violación a la Ley 66’97, parece ser el preámbulo de lo que será un rosario de mentiras. La primera, tal como me observó ayer el diputado Víctor –Ito- Bisonó, fue la de haber dicho que el 2011 sería el Año de la Transformación de la Educación Dominicana.

Amén de que el gobierno ignoró un acuerdo firmado por el secretario general de su partido, choca ver que el año fue proclamado como el de la Transparencia y la Institucionalidad, dos cosas que nunca ha respetado el PLD.

Si hablamos de Transparencia, vale resaltar que el Palacio Nacional es lo menos transparente que hay en el Estado: sin oficina de acceso a la información pública, jamás rinde cuentas de sus gastos. Tampoco lo hace la mayoría de las dependencias gubernamentales.

Peor es el caso del Ministerio de Educación, que tuvo el primer y más moderno programa de rendición de cuentas que se haya instalado. Llamado Transparencia, esa gran apuesta de la gestión de Milagros Ortiz Bosch desapareció cuando llegó a la cartera Alejandrina Germán. Aunque hoy hay un capítulo de Transparencia en la página web de Educación, dista mucho de ser una verdadera rendición de cuentas: los capítulos más espinosos están en construcción.

Con esto como ejemplo es difícil creer que los legisladores modificarán la Ley 66’97 para obligar al gobierno a invertir un 5.5% de PIB en Educación. Nadie afila cuchillo para su garganta.

lunes, 3 de enero de 2011

Los feriados del 2011 en RD



Si bien enero será un mes en el que habrá varios días de asueto, el resto del año se trabajará con todas las de la ley: sólo habrá tres fines de semana largos, incluido el de semana santa, ya que la mayoría de los días de fiesta se celebrarán sábado o domingo, que es el día en que caen.

Así lo informó oficialmente el Ministerio de Trabajo con la intención de que todos sepamos cuáles serán los días en los que no se laborará.

En torno al mes de enero, en el que se reúnen la mayoría de los fines de semana largos, hay que decir que el próximo lunes no se trabaja, ya que el feriado del jueves 6, el día de los Santos Reyes, se pasará a ese día.

Posteriormente, gracias a la unión de los feriados del 21 y el 26 de enero en un solo fin de semana, habrá cuatro días de asueto: el primero será el viernes 21 de enero, día de la Altagracia, y el último el lunes 24, día al que se transfirió el feriado del martes 26, que se conmemora el natalicio del patricio Juan Pablo Duarte. Aunque el sábado 22 es laborable, es de suponer que la mayoría de las empresas hará puente.

En cuanto a la festividad del 27 de febrero, día de la Independencia Nacional, Trabajo explicó que no se cambia, por lo que será celebrada el domingo 27 de ese mes.

Otro día inalterable es el Viernes Santo, festividad religiosa en que se conmemora la muerte de Jesucristo, que este año será celebrada el viernes 22 de abril.

En lo relativo a la festividad del Día del Trabajo, que se celebra cada año el 1 de mayo, su carácter es no laborable, pero se ha cambiado para el lunes 2 de mayo.

La festividad religiosa de Corpus Christi, que este año corresponde al jueves 23 de junio, no se cambia, por lo que será celebrada en esa fecha.

La siguiente festividad, que corresponde al martes 16 de agosto, Día de la Restauración de la República, será laborable. El feriado se cambiará para el lunes 15de agosto.

Las fiesta del Día de Las Mercedes, que se celebra este año el sábado 24 de septiembre; la del Día de la Constitución, que se celebra el domingo 6 de noviembre; y la del domingo 25 de diciembre, en la que se celebra el Día de Navidad, no se cambian, por lo que serán celebradas en el día correspondiente.

Trabajo recordó que la celebración de estas fechas, de conformidad con lo establecido por la legislación dominicana, deberá ser aplicada en todos los establecimientos del país.