jueves, 21 de julio de 2011

Sobre WikiLeaks y el Club de los Idiotas


El rancho está ardiendo. Por todos sus vericuetos, por todos los poros, parece salir fuego. Ellos se hacen los indiferentes, miran a otro lado e intentan apagar, a golpe de palabras, un juego que consumirá mucho más que simples reputaciones.

WikiLeaks por fin llegó, llegó. Aparece, eso sí, en un momento casi macabro, de excepción. Y es que, con la política comenzando a agitarse, es de fábula que se conozcan los yerros de funcionarios, ex funcionarios y demás prohombres de la sociedad dominicana.

Hoy comenzamos por descubrir el lado menos amable de una justicia que, definitivamente, nunca ha sido justa. Eso lo intuíamos pero ahora, de repente, nos dan claros motivos para confirmar las teorías erráticas que se escuchaban cual ecos lejanos desde el corazón de la Suprema Corte de Justicia.

Son muchas las cosas que no se dirán del Poder Judicial. Pero la batalla que se gesta allí no es sana. La Suprema y la Procuraduría General también tienen sus pugnas. Todos quieren controlar el sistema judicial. Algunos se benefician. Otros se conforman con el poder.

De cualquier manera, ahora que se discute la conformación del Tribunal Constitucional, el Tribunal Superior Electoral y la mismísima Suprema Corte de Justicia es muy oportuno que salgan estas cosas a flote. Con ellas se engrosa la romorología cotidiana, al tiempo que se descubren nuevas e insospechadas amistades.

Hasta esta mañana nunca habría imaginado a Jorge Subero Isa defendiendo así a Rafael Luciano Pichardo. De muchos es sabido que entre ellos la relación nunca ha sido estupenda. Pero amén, dejemos pasar a pesar de que el cable es tremendo.

Mañana no habrá un nuevo cable de WikiLeaks. Habrá que esperar hasta la próxima semana. Mientras llega, muchos temblarán al imaginar sus nombres plasmados en alguno de los diarios nacionales. A otros, quizás la mayoría, igual no le importe. Total, dirán, al dominicano lo mismo le da.

La sociedad, o una parte de ella, está harta de tanto dispendio y tanta corrupción. Pero hay otra a la que todo le da igual. Son muchos de los que cogen la borona, tienen contratas, amigos, canchanchanes, amantes... algo que agradecerle al caos y el abandono.

Pero también queda un grupo que no es capaz de ver nada. Agotados, estresados, luchando por sobrevivir, pasarán de lo que diga WikiLeaks. Esos, que son muchos, son los que tranquilizan a quien protagonizarán estos escándalos.

Es que la mayoría silente, la que pena y divaga, poco puede pensar en lo que la corrupcíón le quita. Sus problemas, los de verdad, se llaman electricidad, comida, seguridad, trabajo... ¿qué les va a importar que alguien mienta?

Los últimos seremos nosotros. Aquellos que hoy formamos oficialmente el Club de los Idiotas. Conocemos la realidad, conocemos a los protagonistas y no caemos en su juego. Escuchamos cómo nos mienten y nos quedamos preguntándonos, ¿somos o nos hacemos los pendejos?

Aunque no somos idiotas en la vida real, todos nos tratan como tal. Y es que aún no tenemos fuerzas para hacer nada. Pocas de nuestras voces se escucharán y, por tanto, todos pensarán que no nos damos cuenta de lo que pasa. Total, si la sociedad calla, ¿no será porque de verdad es tonta?

Eso es lo que me preocupa de WikiLeaks: que sea un escándalo pasajero y que no vaya más allá de un señalamiento temporal. Conociendo a los dominicanos, y sabiendo que aquí todo pasa con más pena que gloria, nadie puede dudar que estos cables no sirvan de nada. Los primeros, ¿de qué sirvieron? Ya se han olvidado.

Veremos qué pasa con el WikiLeaks a ritmo de campaña. El PLD o el PRD se servirá con el cucharón con estos cables. Será el más honesto de ellos. ¿Alguien se atreve a apostar? Yo, como soy idiota...

1 comentario:

  1. Que pena. Y esto lo atestiguan nuestros hijos. Mas ahora, el ejemplo se dirige a nuestras casas con tanto anti-valores en este caso de juristas, supuestos "nobles" ejerciendo las mas altas instancias en departamento de justicia y abogados de defensa chantajeando y albergados por presidentes de turno en complicidad de toda la podredumbre. Llegamos al hoyo negro de los ejemplos y a ver de frente a los piratas de esta jungla.

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