Vivimos entre la paradoja y el absurdo. Somos un reflejo de lo que dejamos de hacer pero, a pesar de sufrirlo cada día, no terminamos de dar los pasos necesarios para remediarlo.
Nueva vez, como si necesitáramos abrir la herida que nos desangra, aparece un estudio nos recuerda que no habrá manera de mejorar el nivel educativo mientras no se inviertan más recursos.
Presentado por Educa, el estudio de Jefrey Lizardo da una cifra desgarradora: invertimos US$319.7 anuales por estudiante en el sector público de educación básica y US$451 en el privado.
Producto de eso, República Dominicana es la cenicienta de la calidad educativa. Siempre está en el último lugar en las pruebas internacionales y, como dijo Radhamés Mejía, da igual si participe el sector público o el privado: aunque el privado es mejor, también queda mal parado.
Pero lo triste es escuchar a un experto internacional decir que RD tiene la paradoja de la educación: cuenta con la mayor cantidad de maestros titulados en América Latina pero al mismo tiempo tiene el peor desempeño.
Pese a ello, y a que la delincuencia y el desorden en el que vivimos tienen sus raíces en el problema educativo, tenemos que salir a las calles a mendigar que el gobierno destine los recursos que la ley establece para Educación. Y Leonel Fernández habla de una revolución democrática. Pero, ¿cómo puede haber democracia mientras continúe esta falacia? Democracia es escuchar a la gente, es permitirle crecer y ser alguien. No hay revolución sin educación. ¡Invierta!
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