Las palabras pueden ser como dagas. Si no son usadas en el momento oportuno, o se sacan de su contexto, ocasionan un daño que puede ser irreparable. A pesar de ello, y de saber que a veces callar es oportuno, muchas veces la emoción nos puede y no nos detenemos a pensar en lo que estamos diciendo.
Eso me sucedió ayer. Compartí, al instante, un video que me llamó mucho la atención. Invitaba a la protesta, a no guardar siento. Pero, ¿protestar para qué? ¿Sólo por protestar?
Hoy, tras el cuestionamiento de una amiga, me puse a pensar en las razones que me hacían pedirle a la gente que protestara sin saber de dónde salía este video ni cuál era la intención. Y es que, movida por las decepciones existenciales de un país en el que todo se complica, cualquiera acepta la idea de protestar sólo para decir que estamos cansado.
Fue entonces cuando busqué en internet. Y encontré el video completo, el original, el que hizo José María Cabral hace poco más de un año con el título "Espejitos por Oro". Al verlo, describiendo lo que significa la presencia de la Barrick Gold en el país, e invitándonos a protestar por lo que ella puede significar, me di cuenta de que había equivocado. Al saber de dónde venía el video, no puedo llamar a protestar por protestar: cada protesta tiene su momento y su lugar. De lo contrario, si hacemos de la protesta un estilo de vida, habremos acabado con un legítimo derecho. Y es que, de usarlo, se ajará y dejará de tener sentido.
Además de ello, debo hacer justicia con un video que nunca tuvo como finalidad protestar porque sí. La mejor forma es publicándolo íntegro y pidiéndole a ustedes que lo vean al completo. Vale la pena hacerlo. Es realmente bueno.
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