El periódico apenas ha sido abierto. El café descansa sobre el escritorio, sin haber sido probado aún, y de repente suena el teléfono para romper el momento más sagrado: el ritual del periódico y tú, ese momento de paz que marca el inicio del día.
El reloj todavía no marca las ocho de la mañana. Por ello, asumes que debe ser una llamada muy importante, algo muy urgente, que no puede esperar. Al contestar, el balde de agua fría: es un relacionador público, un gurú de la comunicación, que te llama para saber si tienes una actividad en agenda.
Es entonces cuando recuerdas que la tarde anterior él te llamó y le confirmaste que llegó su correo electrónico, por lo que tiene claro que sabes de la actividad. Pero además, al reparar en las agendas de los diarios (incluido el tuyo), ves la que salió allí. Por tanto, es OBVIO que si no mandas a alguien es porque no puedes.
A pesar de ello, después de haberte agriado el inicio de la jornada, te manda a decir con la reportera que cubre la fuente que la envíes al lugar, que es muy importante... ahí respiras hondo, le maldices en silencio; intentas dejar pasar aunque son las 9:15 de la mañana.
Así comenzó mi día ayer. Luego vinieron decenas de llamadas más confirmando que recibiste faxes, correos electrónicos, seminarios, notas de prensa... y, claro, pidiéndote que publiques tal o cual cosa. Todo eso sucede, claro, mientras tú te afanas por hacer lo que te corresponde. Es decir, que te interrumpen una y otra vez.
Por momentos uno lo toma con calma. Hay otros en los que confieso desesperarme y ponerme de mal humor. Y es que, amigo, no sólo es usted que me está llamando. Hay un enjambre de relacionadores, colegas, amigos que hacen exactamente lo mismo, razón por la que honestamente terminan saturándonos. Cuando eso sucede, tristemente, logran todo lo contrario a lo que buscan: les tomamos cierta animadversión.
Sé que mis palabras molestarán a más de uno. La idea no es esa. Es un llamado a la conciencia. Es pedirles que bajen la intensidad y nos dejen vivir y trabajar. No nos llamen mil veces para lo mismo. Si se mandaste una nota y la recibí, cero recordatorios: tengo suficiente memoria.
Si ves que no aparece un periodista porque el día se complicó, manda tu nota completa, con todos los detalles, y tendrás la respuesta que quieres: saldrá publicada. Si haces notas con calidad y son noticia, te aseguro que no tienes que hacer una sola llamada. Ese es el toque mágico. Te pido que lo uses.
Has hablado por muchos periodistas, Marien. Incluyéndome. Gracias.
ResponderEliminarYo también me incluyo ahí.
ResponderEliminarDebo confesar que en algún momento he sido maldecido en silencio por Marién. Sin embargo, por el hecho de sentirme periodista antes que Relacionador me pongo en el papel de ella y trato siempre de tomar en cuenta su última recomendación. Enviar una nota de calidad para que sea publicada. Sin embargo, entiendo que en algunos casos es necesario hacer la llamada. Creo que este tema es importante analizarlo, pues hay personas que abusan de las llamadas, pero hay otros que parecen dueños de medios, ¿por qué serà? Gracias por tu confesión Marien.
ResponderEliminarTony
Eso es lo bueno de ser primero periodista y luego relacionista. Como periodista entendemos a los relacionistas y como relacionistas comprendemos a los periodistas. Hay gente que no merece estar en ninguno de los dos roles. Para esos que no pueden entender ni al uno ni al otro, seria bueno que alguien formulara una buena recomendacion.
ResponderEliminarEn mi caso, he jugado los dos roles y créanme que también es difícil (al menos para mi lo es) tener que estar llamando a un medio para ver si por lo menos el periodista de ese medio recibió la nota y hay intenciones de publicarla. A veces me he sentido como mendigando una publicación, cosa que no debe ser. Quizás por eso muchos son insistentes con las llamadas (hasta volverse plagas), aunque admito que tanto da una gota en una piedra hasta que le hace un hoyo, no obstante, pienso que el calorcito humano de las llamadas no debe perderse.
ResponderEliminarAl igual que Tony, creo que el tema es de análisis pues ambos profesionales tratan de hacer su trabajo de la mejor manera posible.
Cariñitos