Quizás exorcismo, quizás ejercicio de reflexión. De cualquier manera, no son más que palabras que se unen en un lúdico baile (sin pretensiones ni egolatrías).
jueves, 31 de marzo de 2011
Bajemos el telón y que sea, esta vez, amarillo
De repente el telón fue bajando hasta cubrirlo todo. Sin darnos cuenta, el mundo se vistió con su fina capa y cambió todo a su alrededor. Los matices desaparecieron y, en lugar de una vida vestida de gris, todo parecía fulgurar.
Amarilla, llena de intensidad, la República Dominicana cambió completamente en ese momento. Y el mensaje llegó, fuerte, hasta la casa de gobierno.
Así, tal como lo soñé ayer, espero que suceda el próximo domingo: que todo se vista de amarillo para convertirlo en esa voz que aún no ha sido escuchada.
Vestido de música y protesta, el reclamo por la inversión del 4% de Producto Interno Bruto (PIB) a Educación, tal como establece la ley, será entonado a partir de las cuatro de la tarde en la Plaza de España. Allí tienen que ir los que aspiren a una mejor educación para sus hijos.
Mientras más seamos, y más fuerte se escuchen nuestras “Voces Amarillas”, más problable será que se haga realidad el sueño de que el gobierno destine por fin la inversión que necesita el sistema educativo.
Muchas escuelas requieren ser rehabilitadas o vueltas a construir. Demasiados niños necesitan formación y la atención de un maestro que no esté vencido por las precariedades personales y el exceso de estudiantes en sus aulas.
También hay demasiados programas que están a la espera de recursos para poder ser ejecutados. No es cierto que no haya qué hacer con el dinero que corresponde. Falta cumplir con el Plan Decenal de Educación. Además contar con la voluntad política que se requiere para cumplir la ley. Ella no tiene color.
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