Cuando llegue hasta el podio muchos estarán atentos. Intentarán, como otras tantas veces, no dejarse envolver por los tonos melódicos con los que habla ni por los sofismas que suele entregar a raudales.
Aunque habrá quienes sucumban ante el aura casi mágica de su imponente personalidad, quedará un buen grupo que tomará sobradas notas de cada una de sus palabras.
A nosotros, a estos últimos, espero que el presidente Leonel Fernández nos hable con sinceridad el próximo domingo.
Son muchas las cosas que debe decirnos. Para comenzar, debe explicar qué medidas ha decidido tomar frente a la inseguridad que nos agobia, sobre todo el caso de las mujeres, que estamos cada vez más expuestas.
También es importante que nos presente algunos cambios en el gabinete. Estamos cansados de ver tantos funcionarios que no resuelven los más mínimos problemas que se presentan en sus carteras.
Otra cosa imprescindible es que nos diga qué hará con obras mil veces prometidas, tales como el puente de Baitoa, la carretera de Sabana de la Mar o el Malecón de Santo Domingo. Menos visible pero no por ello menos vital es que nos demuestre con hechos qué hará para lograr que proyectos como la Ley de Partidos Políticos se materialicen.
Además, y de cara a la crisis que se vive en Medio Oriente (que como siempre influye en los precios del petróleo), esperamos que nos ofrezca los detalles de las medidas que piensa tomar para evitar que la situación económica del país se complique más. Es bastante, señor Presidente, lo que esperamos de usted.
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