viernes, 6 de enero de 2012

No, no trajeron nada


Me acosté tarde. Bastante tarde. Todo para ver si atrapaba a los tres guanajos de Oriente. Qué va. Por mi casa no se vieron. Si cruzaron lo hicieron demasiado rápido para que no pueda tropezarme con ellos. El reclamo, lo saben, era obligado.

Sin regalos para mí, aunque no me porté tan mal (sí, sí, me he aplacado bastante, ¿o no? Shhhhh.... por favor), los Reyes Magos no tenían cómo darme la cara. Y huyeron. Raudos y cobardes, no se atrevieron a escuchar la arenga que les tenía preparada.

Yo sé que mi listica era bastante difícil de respetar. Sin embargo, ¿esos honorables señores no pudieron, al menos, dejarme un par de mentas de guardia (a mí me gustan todavía)? Pues no. Ni siquiera unas menticas verdes me han dado.

Pero obviemos lo material. Los ángeles siempre andan cerca y terminan ayudándome en los momentos difíciles. Por tanto, no me puedo quejar. Si lo hiciera sería, incluso, un acto de irresponsabilidad.

Hay muchos otros que sí tienen motivos para ello. Son esos niños que se quedaron, ilusionados, esperando algo. Cada uno significa un fracaso. Ese de una sociedad, de un sistema, que no permite que todos tengamos las mismas oportunidades y le roba los sueños a la mayoría.

Volviendo a mi lista, sé que los Reyes la tiraron en el camino. Pedí, en primer lugar, que el día del Poder Judicial (mañana) sirviera para que reparamos en lo injusto que es nuestro sistema y en cómo se violan las leyes. En un país sin institucionalidad, pedir eso es ridículo. Pero lo hice.

También fue una tontería aspirar a que me trajeran un rayo pulvorizador de corruptos para salir de todos los camajanes que andan fuñendo la pista, así como un antídoto anticorrupción para evitar que salga otra manada de corruptos en el futuro.

Apelar a la justicia social es demasiado complejo. Por eso a Baltazar le instruí que me dejara un tanto de sensibilidad a ver si a todos, en particular a quienes nos gobiernan, les diera por hacer el bien en lugar de llenar sus arcas. También incluí en este apartado que les motivara a hacer un reajuste presupuestario para que Educación y Salud se llevaran una mejor partida.

En otro orden quise un alto a la violencia. Tanto feminicidio y maltrato duele. Quise que las mujeres tengan una mejor vida y que los hombres entiendan que la fuerza nunca debe ser usada. Además solicité que disminuyan los homicidios, que la gente tenga más paciencia y sea más racional. Se mata por cualquier cosa en estos días.

Erradicar el narco y sus efectos, evitar que el país siga la peligrosa espiral que a trapado a otras naciones; conseguir que cesen los préstamos y la economía personal de todos los doominicanos mejore y, por supuesto, disminuir las brechas que le roban la dignidad a las personas... esas fueron otras de las cosas que puse en mi lista.

Poco a poco, mientras escribía, fui pensando en las necesidades de nuestro país -y de muchos otros como el nuestro- y terminé con una lista larga y pesada. Si es que hasta pedí sabiduría para que sepamos a quién elegir el 20 de mayo. Por eso los Reyes pasaron de mí. Estoy segura. También habrán pasado de muchos otros que pidieron cosas más tangibles. Todos deberemos unirnos. Al final, si lo pensamos bien, nosotros somos el árbol y la vida. Por tanto, busquemos lo que queremos (o al menos hagamos lo que esté a nuestro alcance) y hagamos lo que sea posible por mejorar lo que tenemos.

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