Hoy, para los dominicanos, no es un día cualquiera de la última semana de enero. A pesar de que es lunes 25, una jornada insignificante a menos que conozcas a alguien que esté celebrando su natalicio, es feriado y la gente, loca de contenta, anda por los campos y playas del país celebrando la vida en honor a Juan Pablo Duarte, quien nació un 26 de enero pero hay quienes aún no terminan de entender que lo que se mueve es el día feriado y no el día que nació el patricio: usted nació cuando nació, sin importar cuándo le hagan la "fiesta de cumpleaños" (a eso equivale el feriado, ¿o no?).
La prueba más contundente de lo que provoca el cambio del feriado la vimos esta mañana en la página de Facebook de la embajada de los Estados Unidos, que publicó una foto de Duarte con el siguiente mensaje: "Hoy República Dominicana conmemora la vida y grandes logros de este hombre que hizo historia, Juan Pablo Duarte. ¡Felicidades dominicanos! — with Tania Martines, Ana Rodriguez Bello, Anthony Rodríguez, Eli Reyes and Lenny Sanchez".
Al verla, se me ocurrió que es el momento de insistir en lo que implica el cambio del feriado: mucha gente, desconocedora hasta nuestra historia, se confunde y entiende que el día de fiesta es el día de Duarte. La prueba está ahí, a la vista, acompañando estas líneas. Sí, sí, la "foto" que publico es la captura de pantalla del lamentable mensaje de la embajada.
Pero Duarte, sin embargo, no es el único afectado con la ley que cambia los días de fiesta para el lunes anterior o posterior. Ahí está el Día de Reyes, cuya celebración ha terminado siendo un día móvil: este año los padres, como el seis de enero era miércoles y se trabajaba, dejaron los Reyes el lunes 4: ¡vaya confusión tenían los niños, que el verdadero Día de Reyes no recibieron nada! Al final, con el paso del tiempo, la gente terminará dejando el Día de Santa Claus y se olvidará de los Reyes para evitarse tanto jaleo.
Sé que la idea de mover los días de fiesta es no "afectar" al aparato productivo pero al final, ¿realmente es así? Veamos este último fin de semana: como el jueves fue el Día de la Altagracia, muchos hicieron puente el viernes y regresarán a trabajar el martes 26: ¡tuvieron un "fin de semana" de cinco días, es decir, de una semana laboral!
La verdad es que no entiendo bien cómo un país puede funcionar con cinco días de paralización laboral. Tampoco me entra en la cabeza cómo aspiran a que tengamos generaciones con valores patrióticos cuando ni siquiera se respeta la conmemoración de Juan Pablo Duarte (los actos se hacen cualquier día, depende del feriado, porque lo que importa es descansar el día de fiesta).
Así, a golpe de tanto cambio, al final lo que lograremos es que a la gente las fechas le den lo mismo. Total, si de lo que se trata es de irse de fin de semana largo y no de conmemorar nada. ¡Qué pena me da lo que nos estamos haciendo!
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