jueves, 27 de junio de 2013

Al son de las perversidades...

Desde el fin de semana estuve pensando si era oportuno o no escribir estas líneas. La última semana ha dado tanto de sí (aunque todo ha ido a menos y no a más, lamentablemente) que el tema casi que se fue diluyendo al calor de los que le fueron sucediendo. Hoy, sin embargo, reparé en que estas líneas huérfanas, dejadas al olvido desde el lunes pasado, merecían ser rescatadas: lo que no queda escrito corre el riesgo de olvidarse.

Olvidar, en muchos casos, es saludable. En este no. ¿Cómo puede ser bueno dejar de lado el agradecimiento que externó la Iglesia Católica hacia el Grupo Supercanal o, lo que es igual, a su presidente, Frank Jorge Elías?

Aunque el agradecimiento es por el apoyo que le ha brindado el canal 33 con la transmisión de la misa durante 11 años (fue el primer canal en transmitirla en vivo), choca que el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez no se limitara a agradecer a Supercanal sino que además dijera que el respaldo que Supercanal y Jorge Elías le han dado a la Iglesia es un ejemplo de que si los medios de comunicación son usados para educar y orientar la sociedad sería mejor.

Tras leerlo, uno se pregunta, ¿y la sociedad no sería mejor si todos predicáramos con el ejemplo? También lo sería si instituciones como la Iglesia fueran más claras en los mensajes que envía la propia sociedad que quiere mejorar.

Suena raro, y muy mal, que el cardenal salga a agradecer en público a un hombre a quien están juzgando por violencia doméstica. Eso contradice bastantes de los preceptos que defiende la Iglesia, tal como la familia misma.

Muchos dirán que a Frank Jorge Elías no le han condenado. Es cierto. El argumenta que golpeó a su mujer en el ojo con una correa de manera accidental... digamos que es cierto (aunque las fotos hacen poco creíble esta versión); pero, ¿y las grabaciones insultándola? ¿Cómo se puede explicar eso? ¿También fue por accidente?

Es probable que en este matrimonio la violencia psicológica haya sido mayor que la física. Pero todo indica que ambas han existido. Por tanto, ¿era necesario que el cardenal agradeciera públicamente a un maltratador? El estaba presente en la 11 cena de la Gala Empresarial de la Confraternidad Parroquial. Seguro que será un mecenas espiritual que, probablemente, busque limpiar su conciencia por medio de la fe y el apoyo a la Iglesia. Todos en alguna ocasión, incluso, lo hemos hecho.

No sé si es que el Cardenal decide callar en torno a este tema porque parte de que la sumisión de la mujer es parte del matrimonio. Ya lo dijo Efesios 5:22-24: "Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo".

Sólo así, y partiendo del silencio que encontamos en (imoteo 3:11-13: "La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.Porque Adán fue formado primero, después Eva", tiene cierto sentido que se agradezca un apoyo cargado de veneno.

Para nosotros, que miramos a lo lejos, callar ante el abuso de alguien más débil es una perversidad. Para el cardenal, no. Perverso es, para él, algo muy distinto: ser homosexual. Ya lo dijo hace un mes, cuando afirmó (por aquello de la aprobación del matromonio gay) que "el mundo de hoy es de farsantes, comediantes, ignorantes y perversos que andan buscando que las cosas se hagan como le da la gana a dos o tres".

Y sí, él tenía razón. Hay demasiados perversos y farsantes. Aquellos, por ejemplo, que transmiten misas y, al mismo tiempo, hieren a sus familias. También los que se apoyan en el dinero para doblegar la justicia y, ¿por qué no?, comprar el perdón.

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