miércoles, 11 de mayo de 2011

Ay, Montesinos, ¿y tu s?


Al Sermón de Adviento se lo ha llevado el tiempo. Tantos años han pasado y tan poco se han escuchado sus palabras últimamente que, al parecer, muchos han olvidado hasta el nombre de Fray Antón de Montesinos.

Así pude comprobarlo al recibir un folleto de una charla que organizó el "Viceministerio de Asuntos Técnicos y pedagógicos" del Ministerio de Educación, así como la Dirección Técnica Curricular y el Area de Formación Integral Humana y Religiosa en la Feria del Libro.

"Panel 'La dignidad de la persona en el Sermón de Fray Antón de Montesino'. Entre el ayer y el hoy", decía la hoja en la que hicieron una breve reseña de la vida de Montesinos y reprodujeron algunos párrafos del sermón.

Ver que en Educación escriben Montesino en lugar de Montesinos me desconcertó bastante. ¿No debe el Ministerio saber cómo se escribe? Asumiría que sí. Pero no. Fue entonces cuando decidí ir a la red para ver si ahí estaba la confusión. Oh, sorpresa, "googlazo" traidor: más que despejar las dudas, las incrementa.

Escrito indistintamente -según los gustos,los colores-, el golpe mortal lo da Wikipedia que lo escribe de las dos formas: Antonio de Montesinos arriba de todo y, en el detalle, le pone Fray Antón o Antonio Montesino. Asumo que quien escribió el folleto en cuestión allí fue a parar y de ahí sacó la conclusión de que era Montesino.

Pero resulta que quien buscó cómo se escribía olvidó hacerlo en la propia página web de Educación, donde podía encontrar una crónica del Monumento a Fray Antón de Montesinos. También, si hubiese buscado los enlaces que ofrece Wikipedia, habría reparado en que hay una biografía de Montesinos en la página en la que los Dominicos ofrecen detalles acerca de las grandes figuras de su orden.

Ya sé que para muchos puede ser una tontería que dedique tantos párrafos a una s olvidada. Sin embargo, si tomamos en cuenta la gran cantidad de estudiantes que recibieron ese folleto, resulta bastante lamentable. Peor aún es pensar en la cantidad de errores que pueden andar por ahí, lejos de nuestras miradas. Si eso sale del Ministerio, ¿qué pasará en las escuelas? Volver a hablar sobre ello es perder el tiempo. Quizás, como Montesinos, tan sólo ser "una voz que clama en el desierto".

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