viernes, 7 de enero de 2011

Sin 4%, intolerancia al 96%


Un día la República Dominicana amanecerá de negro. Las nubes se perderán, el mar se mantendrá helado y los pájaros se quedarán durmiendo para siempre. La noche se adueñará del país y el alma de todos quedará vacía.

Perderemos la esencia, la luz de ese Caribe que nos da energía. Y todo por el odio. El Gobierno, llevado por la ira que siente hacia todo lo amarillo, apagará el sol y con él se irá mucho de lo que hemos amado.

Hoy he confirmado que el rechazo oficial hacia lo amarillo llega hasta límites insospechados. Sólo así se explica que el incidente que tuvo lugar esta mañana cuando agentes de la guarda presidencial impidedían que la periodista Esperanza Ceballos entrara a la Suprema Corte de Justicia (SCJ) porque llevaba un botón y un sticker de la campaña que exige que el 4% del PIB se destine a la Educación.

Al conocer el hecho, no pude más que recodar lo que sucedió cuando oficiales del Palacio Nacional le pidieron a Hamlet Hermann que borrara de su verja un 4% que había puesto sobre pintura amarilla.

En aquella oportunidad se quiso decir que no era una línea bajada por el gobierno. Es más, se dejó entrever que se trataba de un exceso del DNI o de los lambones que rodean al presidente Leonel Fernández.

Ahora, sin embargo, no creo que sea asunto de los responsables de la seguridad del mandatario ni decisión fortuita de un funcionario de turno: todo indica que, como Leonel no puede ni ver el color amarillo, se han dado claras instrucciones para evitar todo lo alusivo a ese 4% que nos han negado. Al hacerlo, el gobierno da muestras claras de intolerancia (a un 96%, que el resto es para la educación).

Qué pena de vivir en un país así. Tan sólo espero que, en su afán de cumplir los deseos de nuestro Presidente, el gobierno no acabe con un color que tanto caracteriza lo que somos; el amarillo es sol, es Carible, es pasión.

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