Mi mamá me mima”, decía una de aquellas famosas estrofas del Libro Nacho con el que generaciones de dominicanos aprendimos a leer. Posteriormente, mientras dejamos a un lado el ritmo de esas fáciles sílabas, vimos cómo los profesores se empeñaban en darnos clases de lectura comprensiva.
Por aquel entonces creía que era una necedad que preguntaran tantas veces qué quería decir el autor de tal o cual texto. Era obvio, pensaba mientras callaba y respondía. Hoy veo que esa práctica no era tan absurda como parecía.
Comprobarlo fue tan simple como darle un mandato a un pasante: al pasarle una nota, de pocos párrafos y que no parecía llamar a confusión, descubrí que había distorsionado la realidad a un punto tal que era obvio que había leído mal.
Producto de ello, de repente el presidente Leonel Fernández aparecía inaugurando un congreso en el que nunca estuvo. ¿Qué decía el párrafo en cuestión? “La apertura del congreso, que fue declarado de “utilidad nacional” por el presidente de la República, Leonel Fernández, fue encabezada por los ingenieros…”.
En otro párrafo se hablaba de que el Presidente instruyó a las instituciones gubernamentales que tienen que ver con el agua a que apoyen el Congreso Interamericano de Ingeniería Sanitaria y Ambiental.
Ver esto me llenó de preocupación. ¿Cómo alguien que cursó las educaciones básica, media y universitaria puede tener tantas lagunas? Peor aún es saber que no se trata de un caso aislado, digno de pena, sino de una realidad que se ve multiplicada en todas las áreas.
A pesar de ello, el Gobierno se niega a cumplir con la Ley 66-97 que establece que se invierta el 4% del PIB o el 16% del Presupuesto a Educación. ¡Como si no hiciera falta!
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