jueves, 4 de noviembre de 2010

RD: una gran pasarela


Con luces multicolores, brillantes, la pasarela espera ser ocupada. Ella sabe que pronto vendrá alguien que se pasee sobre su piel con donaire. Nunca la dejan sola mucho tiempo. Esa es su gran apuesta.
Hoy es la corrupción la que se pone los tacones y desfila con un traje de ocasión. Al hacerlo, obliga a todos a hablar sobre sus vestidos, su maquillaje, sus movimientos... en fin, todos sus matices.
Aunque mañana es muy probable que nadie recuerde los espectaculares garbeos que ella se está dando, hoy la gente se deja seducir a un punto tal que parecería hipnotizada.
El que más ha sucumbido ante sus movimientos es el presidente Leonel Fernández, un zar de la moda que suele dictar las pautas de lo que se habrá de llevar pero que a veces pierde el sentido de la realidad por culpa de ella.
Eso, precisamente, es lo que le ha sucedido con la corrupción. Al verla tan despampanante, ocupando todos los espacios, se convenció de que debía elevar una consigna y llevarla consigo.
Y entonces se hicieron el desfile y la fiesta. Por eso ayer el Presidente hablaba de tomar medidas para transparentar las compras y contrataciones. También decía que el gobierno cumplirá con los acuerdos que se concretaron en la mesa de transparencia organizada por la Iniciativa Anticorrupción.
Todo esto sólo da risa. Leonel sabe, como lo sabemos todos, que en muchos ministerios ningún contrato se hace ni se paga si no se deja un por ciento en el escritorio o la finca del ministro. Por eso, a pesar de que los salarios son altos pero no deslumbran, las mansiones sobran. ¿Por qué no atajar eso? No, mejor subir a la pasarela y hacer el show. A ver cuál es la próxima lucha que se pone de moda.


La corrupción dominicana se asemeja a este traje de Johnn Galliano para Christian Dior: es vaporosa y espectacular.

1 comentario:

  1. Ell problema de la corrupción es, también un problema ciudadano, un problema de participación ciudadana en el rechazo y la denuncia de la corrupción, de los corruptos y los corruptores; en el seguimiento a las promesas, planes y acciones de nuestros gobiernos para enfrentar el problema; en el desarrollo de la voluntad política de la ciudadanía, de la sociedad civil, por enfrentar con éxito, preferiblemente de forma conjunta con los gobiernos y, si no fuera posible, sin ellos, un problema esencialmente complejo y difícil. La corrupción es un mal que socava la vida y reduce las posibilidades de desarrollo y progreso de nuestros pueblos, y es por preservar lo poco que hemos logrado y profundizar lo mucho que nos falta en términos democrático reales más que formales, que es fundamental que nos organicemos para enfrentar adecuadamente este problema, haciendo lo necesario para conocerlo de la mejor manera, para lo cual este foro es, sin dudas un excelente escenario.

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