jueves, 28 de octubre de 2010

Que el desayuno no caiga en la red del clientelismo


Con un papel escrito con letra pequeñita, de lado y lado, salí de allí como el colegial que se lleva un chivo en el bolsillo por si acaso lo llega a necesitar - y tiene el chance de sacarlo sin que lo atrape el maestro-.

Las notas recogen los detalles de un almuerzo de tres horas que sostuvimos un grupo de periodistas con el ministro de Educación, Melanio Paredes, para hablar sobre el desayuno escolar.

Tras escuchar a Melanio exponer durante una hora, el resto del tiempo transcurrió en medio de las interrogantes que teníamos acerca del programa. Por ello, no se logró lo que proponía Paredes con la invitación: saber qué proponíamos nosotros para resolver el problema del desayuno. Lo que sí quedó claro es que Melanio quiere salir del problema del desayuno escolar a toda costa. Para lograrlo, apuesta a que el desayuno sea manejado por el Programa Solidaridad o por un consorcio privado.

Si bien es cierto que el vicepresidente Rafael Alburquerque ha manejado Solidaridad de manera eficiente, tengo mis reservas en torno a esa propuesta. Y es que, ¿quién nos asegura que, una vez no esté él, no caerá en manos del clientelismo político? ¿Cómo estaremos seguros de que el desayuno llegará a todos los niños y no sólo a los que están en este programa? El desayuno escolar, como se ha comprobado, es un programa muy vulnerable. Por ello, hay que tener mucho cuidado con lo que se decide en ese aspecto. Quizás sea mejor que una empresa privada se encargue de ello. Antes, sin embargo, hay que establecer con qué parámetros se licitaría para evitar que pase a quien no debe pasar.

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