La tinta ha corrido, en demasía, a lo largo de los años. Hemos ido de la teoría a las propuestas y, en ocasiones, hemos intentado hacer lo posible. Hoy, sin embargo, ya eso no es suficiente: ahora toca ser un verdadero protagonista de la historia.
Todos hemos recibido con beneplácito el anuncio del Plan Nacional de Alfabetización. La mayoría, prestos, afirmamos que estábamos dispuestos a ayudar y apoyarlo. Hoy llegó el momento de hacerlo: sólo hay que entrar a la página www.see.gob.do, en el apartado del plan, y llenar la planilla para registrarse como alfabetizador.
Pero alfabetizar no es la única forma de ayudar. También se pueden ceder espacios, aportar recursos y, si está en capacidad de ello, trabajar en el diagnóstico del nivel educativo de la comunidad y/o en el diseño y ejecución de un proyecto local de alfabetización.
Cada uno de nosotros puede hacer algo para integrarse al plan. Y estamos en la obligación de hacerlo. Ha llegado el momento en que pasemos de la palabra a los hechos, de que aparquemos el reclamo y salgamos a las calles, esta vez, a ser portadores de una realidad mucho más concreta.
Quienes hemos servido de voz para reclamar por el 4% y por la calidad de la educación tenemos que ser parte activa de este plan. Nuestra preocupación debe traducirse ahora en acción. Toca hacer de la bandera amarilla un estandarte de entrega para una causa por la que se ha luchado con intensidad.
Sé que hay aún muchas cosas por hacer en cuanto a la educación. Pero hay que comenzar por el primer escalón: alfabetizar. Luego hagamos lo demás.
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