Quizás exorcismo, quizás ejercicio de reflexión. De cualquier manera, no son más que palabras que se unen en un lúdico baile (sin pretensiones ni egolatrías).
jueves, 22 de julio de 2010
Sobeida: ¿una muñeca de cristal?
Con garbo, arribó al país como si se tratara de una estrella. Llevaba una Louis Vuitton, que fue admirada por las mismas mujeres de cerebro estrecho que acababan de suspirar con la imagen que José Figueroa Agosto presentaba tras las cirugías que le adecentaron la imagen pero no el alma, y todo el dejo de arrogancia que ha mostrado desde que fue detenida en la torre Alco Paradisus con US$4.6 millones.
La recuerdo víctima, herida, cuando el 28 de octubre del 2009 visitó al director del periódico El Nacional, Radhamés Gómez Pepín, y juró que nunca se iría del país porque jamás abandonaría a sus hijos. Más aún: aseguró que no conocía a José Figueroa Agosto.
Esa mujer, por la que muchos hombres parecen derretirse, es un templo del mal. A pesar de que se ve frágil, elegante y discreta, ella se ha erigido sobre la mentira, la complicidad, la muerte y, lo que es más importante, el narcotráfico.
Dio lástima ver ayer el circo que se gestó alrededor de su llegada. Nadie hablaba de otra cosa: el twitter se llenó de comentarios en los que casi se les rendía pleitesía; los aeropuertos se vistieron de curiosos y como si fuera poco los muchachitos bien de Baní llegaron en trulla hasta Najayo para verla de cerca. Hubo quien, incluso, se quiso fotografiar con ella.
Yo me pregunto, con mucha pena, si ese es el mensaje que queremos llevarle a nuestros niños. ¿Cómo decirles, a partir de ahora, que nunca debes ser importante por aprender a venderte o a entregarte, da igual el fondo o la forma, a un narcotraficante? ¿Cómo explicarles que nadie que capaz de abandonar a los suyos es bueno ni mucho menos si ha llegado a callar toda la infamia del mundo de la droga?
El caso de Sobeida Félix, quien está muy lejos de ser la muñequita de cristal que nos quieren presentar, debe llamarnos a revisarnos como sociedad. Veamos que estamos muy mal y hagamos algo para corregirlo, por favor, antes de que nos veamos en espejos como el de México o Colombia.
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Me encanta tu post, sólo difiero con la última oración de tu tercer párrafo, pues no creo que su peor delito sea el narcotráfico. Su peor delito es ser cómplice de asesinatos y robos, y ser una LAVADORA HUMANA, que igual de lavadora habría sido si su amante se dedicara a otro tipo de tráfico ilegal.
ResponderEliminarAhora, aprovecho para darte mi opinión respecto al narcotráfico. Si el comercio de narcóticos no fuera ilegal no involucrara muertes, asesinatos y corrupción del Estado. Si hiciéramos legales las drogas no habría tanto lío. Todo el dinero que se invierte en jugar al gato y al ratón con los capos del narcotráfico, se invertiría en hacer que la tasa de consumidores fuera cada vez menor, como sucede en países que con la legalización han erradicado tanto el tráfico como el consumo de drogas.
AMO TU BLOG, es perfecto.
dijo la hija de mi compañera de trabajo, muy emocionada: mami, llegó sobeida... con eso se dijo todo!
ResponderEliminarAy, la droga; quizás, Maya, se me fue la mano con lo de más importante. De cualquier manera, todo en ella me repele. La droga nunca se legalziará porque dejaría de ser negocio. Por otro lado, gracias por amar mi estilo. Es lo único que de verdad nos pertenece (a los que escribimos).
ResponderEliminarPablito, estamos jodidos.
Sigue asi que necesitamos gente como tu! De la buena! De la que dice las cosas como son! y sin necesidad de pantalones con una buena falda! Carajo!
ResponderEliminarUn beso, JP