Desalentadoras, las previsiones hablan de unos números que congelan el alma: entre 407,711 y 667,690 personas podrían quedar desempleadas este año a causa de la caída de la economía que vendrá por el Covid-19, según las estimaciones que ha hecho el Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES).
A esto, indica CREES, hay que sumarle el declive de las exportaciones, las distorsiones en las cadenas de producción, la caída del turismo- uno de los principales generadores de empleos y divisas- y la reducción de las remesas y de la inversión extranjera directa.
Con un panorama tan sombrío, al que hay que sumarle la difícil situación que atraviesan muchas empresas y el amplísimo sector informal, el Gobierno tendrá que emplearse a fondo para lograr que la reactivación de la economía que tanto promueve sea una realidad.
Y es que, lamentablemente, los programas de ayudas que se han implementado no llegan a todos los afectados porque hay una gran cantidad de empresas que no han sido aceptadas en FASE: cualquiera que pregunte por ahí escuchará bastantes casos de empresas que han tenido que suspender a los trabajadores porque están cerradas o con sus ingresos mermados y sin posibilidad de conseguir ninguna ayuda.
Tener trabajo, frente a la situación actual, es un casi un privilegio. Algo tan común, que siempre hemos dado por sentado, le ha sido arrebatado a muchísima gente de un día para otro. Los tiempos que se avecinan, sin lugar a dudas, serán muy complicados para ellos.
Dadas las circunstancias ha llegado el momento de mirar a nuestro lado y pensar en los que tenemos más cerca: ¿hay alguien que nos necesita? Lo más probable es que la respuesta sea afirmativa, así que hoy nos toca dar un poco de lo que tenemos. Esa, al final, es la única forma de hacer la diferencia. ¡No lo olvidemos!
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