Cuando leí la historia de
Cheslie Kryst, la ex Miss USA que se suicidó, sentí una lástima profunda por
esa chica que decía que "cumplir 30 se siente como un frío recordatorio de
que me estoy quedando sin tiempo para ser importante ante los ojos de la sociedad,
y es exasperante".
Creía que ella exageraba. Me
recordaba a los 30, ahora que estoy llegando a los 50's, y veía una Marien
espléndida, sin arrugas, con la cara y el cuerpo firmes, además de una energía
arrolladora que era capaz de llevarse al mundo por delante.
Mirándola, desde el balcón
de mis 48 años, era difícil entenderla porque la veía demasiado joven y
hermosa. ¿Cómo podía decir que se estremecía por cumplir 30 años -¡solo 30!-
cuando yo me siento mejor que nunca y estoy tan cerca de los 50?
En ese momento pequé de omisión
y de olvido. Hace un par de días, sin embargo, recordé que yo también recibí
muchas presiones a esa edad pero, lejos de claudicar, me mantuve firme y, a mi
manera, triunfé. Lo hice, eso sí, a golpe de mucho dolor.
Hoy, releyendo sus
declaraciones, me identifico con uno de sus párrafos. “Demasiados de nosotros
nos permitimos ser medidos por un estándar que algunos se niegan severamente a
desafiar y otros simplemente aceptan porque encajar e ir con la corriente es
más fácil que remar contra la corriente”.
Yo remé contra la corriente
porque no me casé -de hecho fracasé en mi primer intento de hacerlo- y, por
tanto, no tuve hijos (la idea de ser madre soltera me disgustaba porque para
eso se necesita un temple y unas agallas que yo no tenía). La gente me
fastidiaba por ello y me enrostraba que no estaba completa. ¡Cómo si hubiera un
manual que seguir para vivir!
¡Cómo he entendido hoy a
Cheslie! Sus preguntas me resuenan una y otra vez: “¿Cómo sacudo las normas
inquebrantables de la sociedad cuando me enfrento al implacable paso del
tiempo? Es la antigua pregunta: ¿Qué sucede cuando lo "inamovible" se
encuentra con lo "imparable?”. Y continúa: “Luché en esta pelea antes y es
la batalla en la que estoy peleando actualmente con 30”.
Yo estoy librando esa
batalla ahora pero no lo sabía. Lo entendí recientemente e incluso le doy la
razón cuando dice que “la sociedad nunca ha sido amable con los que envejecen,
especialmente con las mujeres. (Con algunas excepciones ocasionales para
algunos de los ricos y algunos de los famosos)”.
Aunque en su momento ese
párrafo me pareció un tanto extremo porque no he trabajado en un medio en el
que la edad es una cruz que te condena (como el modelaje), el 8 de febrero entendí
muy bien de qué hablaba.
Todo fue por un tuit que
reproduzco a continuación:
Las respuestas no se
hicieron esperar. Hubo de todo tipo. Algunas me llamaron poderosamente la
atención porque me "insultaban" -o intentaban hacerlo- llamándome
vieja y fea.
La mayoría de los que querían
vejarme eran hombres. Algunos eran jóvenes pero también los había mayores que,
paradójicamente, no estaban de buen ver. ¿Por qué, entonces, querían
humillarme?
La edad para mí no es un
problema. Voy haciéndome mayor con dignidad y asumiendo la belleza que entrañan
la experiencia y la sabiduría de los años ganados.
Envejecer es un trayecto
maravilloso en el que se conjugan la sensación del deber cumplido y la
felicidad. Nunca antes me había sentido tan bien y siento lástima por quienes
no pueden entender que lo bien que se vive cuando aceptamos que el tiempo pasa
para todos.
Muchos amigos me han dicho que
le di demasiada importancia a los comentarios. Y tienen razón. Pero lo hice
porque no todas son tan fuertes como yo. ¿Y atacan de la misma manera a otra
mujer que es como Cheslie?
Nunca entenderé por qué
tanta gente tiene la necesidad de herir a los demás. ¿Por qué las redes se han
convertido en tribunas para dañar? ¿Hasta cuándo vamos a permitirlo? Eso tiene
que cambiar. Comencemos a hacerlo.
P.D. Les dejaré algunos de los comentarios…
Marien al igual que tú cuestiono el porqué agreden tan cruelmente, y esa agresión me indica las carencias de valor, afectivas, de formación y educación de esas personas.
ResponderEliminarY concluyo que en esas vidas se sembró el dolor, la soledad, el rechazo, la vanidad, el rencor y la envidia, asesinas de lo bueno que habita en el hombre.
Es de gran valía para mí el que te expreses con tanta honestidad. Es admirable tu entereza y disposición a analizar y hacer conciencia sobre el tema en tus redes, es lo correcto y aporta grandemente.
Tienes razón: nadie puede dar lo que no tengo. Ojalá que mis palabras sirva para quienes intentaron herirme se den cuenta de lo desagradable que es. Ojalá que algún día dejen de valorarnos por nuestra edad.
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